Vivimos circunstancias graves, definidas por la pandemia de la Covid-19 y sus efectos, por lo que implica la lucha contra esa infección global y las consecuencias sociales y económicas que todo ello genera. La presencia de todos nosotros esta tarde en el Museo del Prado, que siempre es jubilosa –y sin duda agradecemos mucho que nos acoja− es, también, ciertamente, testimonio de la necesidad de adecuar el formato habitual de nuestros “Cerecedos” a la situación actual.
Pero es muy importante resaltar que las restricciones y distancias que debemos respetar no han logrado erosionar el compromiso indeleble de la Asociación de Periodistas Europeos con las libertades, nota distintiva del periodismo profesional al que rinde tributo el Premio Francisco Cerecedo. Así lo confirma la entrega de su XXXVII edición, aquí, en nuestro querido Museo Nacional del Prado, a su ganador, Vicente Vallés.
Como Presidente de Honor de la APE, y junto a la Reina, me agrada de verdad felicitaros por la constancia en vuestras tareas, sin faltar a vuestro compromiso en ningún momento. Felicitamos también al jurado que, presidido por Abel Caballero, Alcalde de Vigo, ciudad natal de Cuco, e integrado por una representación plural del arco mediático, ha tenido el acierto de elegir a Vicente Vallés, activo defensor de las libertades, del derecho de todos a una información veraz y de los valores morales de una profesión a la que engrandece su vertiente de servicio público.
Una profesión, “el mejor oficio del mundo”, en palabras de Gabriel García Márquez, que implica un gran privilegio pero que conlleva necesariamente y al mismo tiempo una indudable responsabilidad. El privilegio de transmitir a los ciudadanos los hechos que suceden a diario, la actualidad informativa que conforma nuestro mundo y nuestra realidad; la responsabilidad de hacerlo con honestidad y rigor, y con el noble afán de contribuir a generar en cada persona una conciencia cívica y una opinión libre.
Por ello, el acta de concesión destaca en Vallés cualidades periodísticas básicas como la independencia, la reflexión, la mesura, la profundidad, el espíritu crítico y la capacidad de incomodar desde la neutralidad. Sus informativos televisivos invitan a pensar desde la serenidad, en un tiempo con dificultades añadidas como las que implica actualmente la terrible pandemia que sufrimos.
A lo largo de su trayectoria, Vallés ha dado prueba de su preferencia por atender los requerimientos del rigor y la ética periodística y renunciar al estruendo perturbador. Sobre todo, en un contexto de “sobreabundancia informativa” que requiere un preciso contraste de las fuentes que ayude a que los ciudadanos perciban las noticias de forma selectiva y crítica.
Estas notas características de Vicente Vallés cobran mayor relieve en periodos complejos como el actual, que exigen lo mejor de la sociedad como conjunto y, en particular, de quienes en primera línea atienden a los enfermos, sostienen los servicios básicos o desde sus hogares responden con civismo y solidaridad.
Nuestro premiado cumple cada día con la misión de informarnos de lo que ocurre de manera rigurosa, sin voluntad de generar alarma, interrogando a la realidad sin sacrificarla por dar espectáculo, buscando la necesaria conexión con la audiencia. En suma, su labor periodística se rige por criterios de rigor, ecuanimidad y empatía. Vicente Vallés ha sido un transgresor valeroso de esa regla instalada desde Racine según la cual “lo principal es gustar y emocionar, de manera que todo lo demás se subordine a alcanzarlo”. Y por ello, evita interferir entre la información y sus destinatarios.
Una vez conscientes de que sin libertad no hay verdaderos medios de comunicación, cabría preguntarse qué quedaría de la libertad y de la democracia si los medios dejaran de cumplir su función.
Señoras y señores,
Son 37 años los que lleva convocándose el Premio Francisco Cerecedo, coincidiendo, no por casualidad, con gran parte del periodo más largo de democracia en nuestra historia, y bajo los valores constitucionales que rigen nuestra convivencia. Es tiempo de recordar la vigencia del ejemplo dado por todos los premiados, y de subrayar la necesidad de que se continúe impulsando y distinguiendo el periodismo más comprometido. Por ello, agradecemos al BBVA, representado por su Presidente Carlos Torres, su apoyo a estos premios y encarecemos a toda la familia periodística a que no ceje nunca en su irrenunciable compromiso ético y profesional con nuestros valores constitucionales, con el espíritu de Europa, como idea, como proyecto y como realidad; en definitiva, con la democracia y con la libertad.
Enhorabuena, Vicente, y muchas gracias a todos.