Majestades,
Reconocemos en José Antonio Zarzalejos, con el jurado que le concede el Premio Francisco Cerecedo, la opinión honesta y coherente, la serenidad y el diálogo para la convivencia imprescindible en la turbulenta época por la que atraviesa el periodismo. Y, añado también, por las que afectan a los españoles.
El análisis y la opinión serena que transmite el periodismo de José Antonio Zarzalejos no se basa en la equidistancia entre unas posiciones y otras. Buscar puntos de encuentro, subrayar la existencia de puentes que unen, marcan rumbos de salida es una contribución a la construcción en positivo.
El periodismo de José Antonio Zarzalejos se sustenta en la observación atenta del acontecer, en la reflexión, el conocimiento de la historia, de la sociedad y la política. Desde ahí, con un sólido sustrato intelectual, disecciona la actualidad, los conflictos y los problemas de esta sociedad española, sin temor ni concesiones en el uso del bisturí de su escritura o palabra. Consecuencia de esta forma de ser periodista y analista, y desde la honestidad intelectual y profesional, plasma en sus artículos, con la elegancia del buen estilo, un análisis original, atractivo y, permítaseme que puede decir, certero casi siempre en sus valoraciones. No halaga. Y es probable que muchas veces no encuentre el aplauso de quienes se ven en la letra de su observatorio. Pero el lector sí encuentra una referencia para transitar por las aguas agitadas, para confiar en que se puede construir un edificio en el que quepamos y convivamos todos; con espacios comunes y espacios singulares o más particulares.
No tomar bando en periodismo, no entender el ejercicio de la profesión como una trinchera, y saber y practicar que la verdad más cruda se puede escribir y decir sin griterío ni agresividad añadida, entiendo que son lecciones que encontramos en el Premiado. Entiendo que son normas para un periodismo responsable, comprometido y que aspire a seguir siendo de referencia.
Tal posición vital, cívica y profesional es un ejemplo a no ignorar por una sociedad y una práctica de la política, saturada hasta el hartazgo de conflictos y problemas añadidos a la realidad compleja que nos toca vivir. Sobre lo nuclear de esta época turbulenta deberían centrarse todos los esfuerzos. Hay que diseccionar lo fundamental y no perderse en lo accesorio. Y lo fundamental ahora es muy importante para el periodismo y para la sociedad española.
Un periodismo así tiene futuro garantizado. Tiene credibilidad y tiene y tendrá audiencia en el soporte que sea.
Reconocemos una forma de hacer y afirmamos el futuro de esta hermosa tarea de informar y contribuir a conformar la opinión pública en la convivencia.