San Sebastián, 15 de julio de 2009. La tercera sesión del XXI Seminario sobre Europa Central que la Asociación de Periodistas Europeos organiza conjuntamente con la Universidad del País Vasco se ha desarrollado hoy en el Palacio de Miramar de la capital donostiarra bajo el título “El fin del capitalismo. El regreso del Estado”.
La primera intervención ha sido la de Jordi Sevilla, ex Ministro de Administraciones Públicas, quien ha señalado que tras la caída del comunismo estamos viviendo lo que puede ser el fin del capitalismo. Según el ex ministro, la idea de que los mercados se autorregulan solos, la idea de que el Estado es un problema y la concepción thatcheriana de que la sociedad no existe, son las tres causas fundamentales que nos conducen a la situación actual, 20 años después de la caída del Muro de Berlín y han sido desmentidos por la actual crisis. Es necesario introducir elementos que permitan una supervisión adecuada del sistema. Finalmente, Sevilla se ha mostrado partidario de la convivencia del mercado y del Estado.
Adam Michnik, editor en jefe de la polaca Gazeta Wyborcza, considera que el capitalismo se concibe hoy como el “no comunismo”. El problema de Polonia, asegura Michnik, no es tanto la dictadura del mercado como el intervencionismo mal entendido y la persistente filosofía de que supervisión es un “político encerrado en un despacho”, que en realidad, dice Michnik, no conduce más que a la corrupción. Esa es la clave para entender las consecuencias de la crisis en países como Polonia o Rusia. Por otra parte ha puesto de manifiesto que un mismo discurso intervencionista, en manos de Obama y de Putin, no tienen nada que ver. El poder de banqueros y políticos puede ser peligroso si no tiene los límites bien acotados.
Justo Zambrana, subsecretario del Ministerio del Interior, no comparte tanta ilusión por el cambio de paradigma que algunos suponen que estamos viviendo tras el azote de la crisis, entre otras cosas, por la pesada sensación de incertidumbre que reina en el ambiente social. El capitalismo, que es mutante, es hoy un “capitalismo cultural, porque hasta las ideas se compran y se venden”. En realidad, los temores al intervencionismo son infundados, porque hay precedentes firmes: hasta hace unas décadas nadie se sorprendía porque el Estado interviniera fuertemente en la economía en Estados occidentales. Otro de los problemas es la lentitud de respuesta de los Estados, que reaccionan tarde, y que tienen marcos políticos que no conectan con la realidad. El elemento que más influye en los cambios en el Mundo es, según Zambrana, la tecnología. Es necesario, ante el panorama que existe hoy en día, definir perfectamente el ámbito de lo financiero, regular los mercados y distribuir adecuadamente la renta.
La intervención de Francisco Fonseca, director de la Representación en España de la Comisión Europea, ha pasado por poner en relación a tres autores: Fukuyama, Huntington y Stiglitz. Quizás, señala Fonseca, el proceso de ampliación de la Unión Europea no ha sido meditado suficientemente, puesto que si tardó 40 años en pasar de 6 a 15 Estados, ha tardado mucho menos en pasar de 15 a 27. Igual que los anteriores, cree necesario que el Estado tenga competencias de evaluación, y que la transparencia se convierta en elemento nuclear del sistema. Por último, se mostró a favor del Tratado de Lisboa como instrumento para llevar a cabo los cambios.