Artículo originalmente publicado en Fundación Emprendedores el 23 de Enero de 2017
Ramón Jáuregui aboga por la reconstrucción de una izquierda fuerte, pero sobre todo fiable, para tomar las riendas de la globalización
Europa en Suma inició su temporada de debates sobre temas que afectan a la UE con un invitado que no se muerde la lengua, el líder socialista en el Parlamento Europeo Ramón Jáuregui.
El que fuera vicelehendakari del Gobierno Vasco y ministro de Zapatero comenzó reconociendo el estupor de los socialistas porque Donald J. Trump les haya pasado por la izquierda en materia de proteccionismo. “Resulta que nosotros, que siempre fuimos y somos partidarios de la regulación, ahora nos enfrentamos a un líder poderoso que aboga sin tapujos por un proteccionismo descarnado, y lo más tétrico es que no pocos obreros y pobres se crean que la solución a su congoja y a sus problemas los va a arreglar la vuelta al proteccionismo ultranacionalista”.
Jáuregui reconoció que las grandes causas sociales, que han sido la bandera tradicional de la izquierda, resultan muy difíciles de renovar porque el Estado-nación ha desaparecido y las decisiones que suponen los grandes cambios hay que tomarlas en instancias supranacionales.
Rechazó, sin embargo, el mantra de que todo haya ido a peor y que haya aumentado la desigualdad. “Eso —dijo— puede suceder en Occidente, pero la realidad es que la globalización ha logrado un mundo más igual, como lo prueba que más de mil millones de personas hayan salido de la pobreza, sí, esa miseria sobre la que se precisamente se apoyaba buena parte de la prosperidad del Primer Mundo”.
Tras atribuir a la crisis la principal causa de la destrucción del contrato social, que dio paz y estabilidad a Europa durante siete décadas, la señaló también como el motivo principal de que los más castigados por tal crisis busquen en el populismo, de extrema derecha o de extrema izquierda, la solución. Esos cantos de sirena son los que han llevado a que hasta un 80% de los obreros austriacos votaran por el candidato de la extrema derecha a la Presidencia del país.
Advirtió a continuación de que “no quepa duda alguna de que tal populismo, allá donde se encarame al poder, fracasará, eso es seguro. El problema es cuándo se certificará tal fracaso y cuánto daño nos causará su experimento mientras tanto”.
Jáuregui calificó de mentiras repetidas hasta la saciedad las proclamas de los populistas europeos: que la solución esté fuera del euro, en el cierre de fronteras o en el proteccionismo. “Las grandes guerras comienzan siempre por lo comercial, y luego terminan desgraciadamente como terminan…”
Estima imprescindible que la izquierda construya una alternativa real y viable a las políticas en la que la austeridad sin flexibilidad prima por encima de todo. Hay, según él, margen para hacerlo. “Por supuesto, no lo hay para enarbolar banderas imposibles, como por ejemplo no pagar la deuda, que en el caso de España está ya en el 100% del PIB”. Puso el ejemplo de Argentina como país que, arguyendo su soberanía, dejó de pagar, con la consecuencia de convertirse en un país paria, en un apestado de la comunidad internacional. “Eso sí, mientras sus más conspicuos dirigentes se forraban”, apostillaron algunos de los asistentes.
El europarlamentario no rehuyó tampoco aportar sus propias pautas para los debates del próximo congreso del PSOE. A su juicio, la globalización y el imparable avance de la tecnología van a continuar su marcha implacable. Por eso, la izquierda ha de adaptarse, erigirse en una alternativa fuerte y fiable, que recupere a los desencantados, y pueda en consecuencia gobernar esa globalización, algo que hoy está lejos de su alcance. “A algunos les dejaría muy satisfechos optar por la radicalidad, pero eso nos convertiría en un partido residual y no fiable, cuando lo nuestro ha sido, es y debe ser nuestra vocación de mayoría”.
En cuanto al Brexit y a la entronización de Donald Trump, señaló que tales hechos deben servir de acicate para que Europa acelere su propia integración y construya rápidamente capítulos que tenía paralizados, como por ejemplo el de su propia defensa.
A este respecto, el vicepresidente del Movimiento Europeo, el catedrático Francisco Aldecoa, el único civil que imparte clases en los cursos de ascenso al generalato, señaló que esa conformación de la defensa europea está mucho más avanzada de lo que se cree. Merkel y Hollande ya han puesto las bases de ese núcleo, al que se han sumado de inmediato España e Italia.
Tanto Aldecoa como Jáuregui admitieron que la negociación para la salida del Reino Unido será especialmente dura, pero se mostraron optimistas respecto de que, al cabo, “salga una Unión Europea mejor configurada, al menos en cuanto a su núcleo duro”. En otro caso, no pasaríamos de convertirnos en una mera zona de libre cambio, el deseo primigenio de Gran Bretaña.
Algunos de los asistentes terminaron espetando al eurodiputado para que presentara su candidatura a la Secretaría general del PSOE: “No es ya mi momento —contestó— porque el perfil de los líderes políticos en España se está rejuveneciendo a marchas forzadas, y hace falta gente que se enfrente con éxito a los de Podemos, Ciudadanos, Mareas, etc. Y yo, lo mismo que Javier Fernández, tengo 68 años”.