Polarización, mentira y cainismo

XXI Jornada Nacional de Periodismo

INTRODUCCIÓN

De la potencia letal de la energía nuclear supimos en 1945 cuando las bombas lanzadas sobre Hirosima y Nagasaki pero su uso pacífico ha proporcionado avances decisivos en la medicina. Así también, la digitalización y la Inteligencia Artificial en particular, que han creado importantes oportunidades para la sociedad, pero también han puesto de manifiesto nuevas vulnerabilidades, entre las que destaca la proliferación de las campañas de desinformación.

El libro blanco presentado por el Departamento de Seguridad Nacional en 2022 (Lucha contra las campañas de desinformación en el ámbito de la Seguridad Nacional) describe un panorama en el que la ciudadanía, objetivo principal de las campañas de desinformación, es susceptible de ser engañada mediante diferentes herramientas y procedimientos de cibercomunicación capaces de causar la confusión. Según la encuesta realizada por la consultora Ipsos Global Advisor (IPSOS, 2018), España es el país europeo que muestra una actitud más ingenua frente a los bulos. Esa ingenuidad ha traído aparejada la desconfianza de la ciudadanía en los medios de comunicación y en el Estado. En este sentido, el informe Trust Barometer Spain 2021 muestra que “la mayoría de encuestados cree que tanto los medios de comunicación (69%) como el Gobierno (65%) intentan confundir a los ciudadanos” (ELDELMAN, 2021), de manera premeditada difundiendo datos e informaciones falsas.

En este clima de desconfianza y desinformación se antojan imprescindibles iniciativas procedentes de todos los ámbitos de la sociedad que contribuyan a paliar los daños que pudiera ocasionar el fenómeno desinformativo, surgidas de iniciativas gubernamentales o de la toma de conciencia individual y colectiva de los ciudadanos que sirvan de parapeto de las mentiras o, al menos, de dique frente a su efecto multiplicador.

PROGRAMA

09:30.  Palabras de bienvenida

10:00. Primera sesión. El periodismo de calidad, antídoto contra la desinformación

Históricamente, el periodismo ha cumplido una función de activador de las libertades y defensor de las democracias. Así sucedía cuando las amenazas que podían sobrevolarlas procedían de los abusos de los poderes políticos y económicos. Ahora, cuando el periodismo profesional parece en retirada, advertimos que su importancia es más relevante que nunca para la detección y eliminación de ataques directos generados por la desinformación que pretende desestabilizar las democracias influyendo en sus sociedades y corrompiendo sus procesos electorales.

¿Qué rol debe desempeñar el periodismo frente a esa amenaza?, ¿Cuál es la responsabilidad irrenunciable del ciudadano?, ¿qué obligaciones le incumben para tomar conciencia de su responsabilidad para impedir la difusión de falsedades?, ¿cómo activar una alfabetización mediática de la población?

11:30. Pausa para café

12:00. – Segunda sesión: La batalla del relato: polariza que algo queda.

No parece que necesitemos reclamar ayudas para que la sociedad se polarice, y con ella los medios de comunicación (o a la inversa). Pero ha quedado demostrada que una de las maneras más efectivas de desestabilizar a un país es incentivar la proliferación de mensajes e informaciones falsas, orquestadas estratégicamente para dividir a la sociedad en bandos antagonizados por el odio y fomentar populismos de signos opuestos.

La responsabilidad de los propios medios parece inexcusable cuando comprobamos que se dirigen a un nicho de población concreto al que prefieren azuzar con textos o proclamas cainitas en lugar de fomentar la reflexión y el espíritu crítico.

13:30. – Sesión de clausura.

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