Agradecemos un año más su compañía que interpretamos como una muestra de solidaridad con el buen periodismo que la democracia requiere y la sociedad exige.
Han transcurrido casi cuatro décadas desde que la APE decidiera crear un premio y darle el nombre de un colega, Cuco Cerecedo, que ya durante la Dictadura se había anticipado en la defensa, no sin riesgos, de un periodismo libre, independiente y comprometido con la verdad; un periodismo que pudiera sumarse al esfuerzo realizado en la recuperación de las libertades y la convivencia en democracia que fue la Transición.
Desde entonces, el Cerecedo ha concentrado en su nómina de premiados un capítulo importante de la historia del periodismo español ejercido en libertad.
Este año se incorpora a esa lista Pilar Bonet, una magnífica profesional que durante muchos años desempeñó su trabajo como corresponsal en Rusia, un país con gobiernos poco proclives a facilitar la información libre, como estamos comprobando en la actualidad.
Sin embargo, Pilar supo vencer obstáculos y sufrir penalidades para afirmarse como una de las mejores corresponsales y mantenernos al tanto de la evolución rusa desde la caída de la Unión Soviética hasta esta guerra de agresión contra Ucrania que nos tiene tan preocupados. A pesar de llevar tantas décadas en el oficio, Pilar cumple la idea de que los periodistas no nos jubilamos nunca – simplemente porque las noticias no se agotan –, por eso continúa escribiendo análisis excelentes sobre la situación de los ucranianos o la ambición de corte medieval del presidente Putin de recuperar su imperio.
Enhorabuena, Pilar. El jurado del Premio, presidido por otro excelente profesional de larga y brillante trayectoria, Fernando Onega, ha acertado plenamente en la elección.
Permítanme recordar que la iniciativa y el crecimiento de este premio contó con dos protagonistas fundamentales: la capacidad de anticipación a los tiempos modernos de Miguel Ángel Aguilar y el compromiso con los valores democráticos del BBVA, que captó la importancia del proyecto desde su origen y mantiene su impulso cerca ya de cuatro décadas después de la mano de su presiente, Carlos Torres Vila. A ellos se debe gran parte del éxito que hoy nos reúne.
En estos treinta y nueve años España evolucionó mucho, atravesó momentos de euforia y también tuvo que afrontar dificultades y, fiel a su responsabilidad, el periodismo cumplió con rigor la misión de informar a la sociedad de cuanto estaba ocurriendo tanto en la política y la economía como en el deporte y la cultura.
Hoy España aparece en los rankings internacionales como uno de los países que disfrutan de buena libertad de prensa.
Sin embargo, y a pesar de ser esta una noche propicia para la celebración, no podemos olvidar que el periodismo está atravesando una etapa complicada en la que los medios han tenido que adaptarse a las dificultades provocadas por la pandemia, a la multiplicación de canales que difunden información sin contrastar y a los intentos interesados de desinformación, con la misma exigencia de rapidez, precisión y veracidad, pero con cada vez menos recursos.
En esta etapa difícil, en la Asociación de Periodistas Europeos reconocemos y agradecemos el respaldo que Sus Majestades, Don Felipe y Doña Letizia, prestan al empeño de superarla. Su presencia que tanto nos honra esta noche — y que ya es parte de una larga tradición—y sus palabras alentadoras, son un estímulo para seguirnos esforzando en que los españoles estén bien informados de lo que ocurre tanto en nuestro país como en el resto del mundo.
Gracias, majestades, por esa constante defensa del mejor periodismo, independiente de los poderes y comprometido con la verdad, el periodismo que la sociedad necesita para preservar la democracia y convivir en paz y libertad.