Buenas tardes, Miguel Ángel, buenas tardes a todos y enhorabuena otra vez, Carlos.
Empieza a convertirse en una agradable tradición que la Asociación de Periodistas Europeos me cite para para entregar este premio. Por segunda vez me veo en estas lides y encantado de hacerlo.
El premio Rosa del Río, como ya sabéis, destaca trayectorias profesionales y trabajos periodísticos relacionados con la información económica, financiera y/o bursátil. Buenas trayectorias y buenos trabajos. Y creo que el galardonado hoy es un buen ejemplo de lo uno y de lo otro.
Si uno acude a la página web de Carlos Sánchez en El Confidencial, uno encuentra la siguiente descripción de Carlos hecha por él mismo: “he acabado siendo una especie de tecnócrata del periodismo económico”.
Como podrán imaginar, esta descripción me parece particularmente interesante, dado que vengo de una institución en la que ser un tecnócrata es una especie de obligación, al menos si aceptamos la definición de “tecnócrata” del diccionario de la RAE: “Profesional especializado en alguna materia económica o administrativa que, en el desempeño de un cargo público, aplica medidas eficaces que persiguen el bienestar social al margen de consideraciones ideológicas”.
“Tecnócrata del periodismo” incluye, por tanto, al menos tres elementos cruciales: difusión de información (comunicación), rigor técnico e independencia. Y creo que estas características y esta descripción son particularmente adecuadas para el caso de Carlos Sánchez.
Escojan un artículo cualquiera de Carlos. Por ejemplo, su último artículo: el que publicó el pasado domingo. Actúa como “periodista” cuando lo dedica a analizar la rabiosa actualidad. ¿Qué más rabioso que la “sanidad en Madrid” el pasado domingo? A analizar esa cuestión le dedicó Carlos su artículo.
Pero, en su contenido, y este es su elemento diferencial, se comporta como un tecnócrata. Riguroso. Carlos hace referencia a múltiples datos (“España gasta en salud bastante menos que la media de los países avanzados”, “Madrid, por ejemplo, es la región que menos recursos destina a atención primaria pero es la que más dinero destina a atención especializada”; “Hoy, cerca de la mitad del gasto autonómico tiene que ver con la salud”; “El gasto farmacéutico hospitalario ha pasado de representar el 21% del gasto farmacéutico público en 2003 a cerca del 40% en la actualidad”) y a múltiples trabajos académicos (“Está acreditado que cuando el número de médicos de familia es elevado decrece el gasto total en salud y disminuyen tanto la frecuencia de hospitalizaciones como las consultas médicas especializadas”, “Algunos estudios han estimado que el número de años de vejez disfrutados con buena salud en España se ha estancado en los últimos 20 años, lo que afecta a la productividad en un escenario de mayor longevidad”; “Como ha estimado el Informe sobre Envejecimiento de la Comisión Europea, el gasto en sanidad y cuidados de larga duración crecerá casi dos puntos de PIB entre 2019 y 2050”; “Hay evidencias de que una mala prestación del servicio en atención primaria tiende a perjudicar a las rentas bajas y medias”).
Y, con estos mimbres, en las conclusiones, vuelve a convertirse en periodista, dando a diestro y siniestro (literalmente). Conclusiones que me van a permitir que no repita, no vaya a ser que me las adjudiquen. Pero sin renunciar a la tecnocracia: “Todo ello en un contexto de ausencia de evaluación de las políticas públicas en salud”, se atreve a decir. ¿Les suena familiar? Creo que es una frase que yo mismo he usado en distintas ocasiones.
Y con infinitos ejemplos de independencia, que incluyen por supuesto la crítica al ejercicio del periodismo. “La nimiedad, por el contrario, sí que abre periódicos”, sentenciaba Carlos en otro artículo reciente.
Pues bien, como me habéis escuchado en alguna ocasión anterior, para el Banco de España es muy importante que profesionales de la información, como Carlos Sánchez, adopten esta aproximación al periodismo. Se trata de traducir a lenguaje sencillo nuestra muchas veces complicada prosa (lo cual ya es particularmente valioso para nosotros y, creo también, para los ciudadanos). Y Carlos destaca precisamente por sus crónicas limpias, didácticas, donde lo esencial brilla y se transmite con un lenguaje claro y adaptado para todos los lectores. Pero también de añadir valor al análisis de la sustancia de los temas, al beber de muchas fuentes y aportar su propio conocimiento. Y, por supuesto, llegar a sus propias conclusiones. En otras palabras, con crónicas que nos mejoran. Y Carlos, claramente, nos mejora.
Y esto es importante para nosotros, las instituciones, pero también para vosotros, los periodistas. Y me consta que es muy valorado. No revelaré mis fuentes, pero me han contado que durante la vida profesional de Carlos, cuando aún se prodigaba en la prensa en papel, en las reuniones de portada, si había que interpretar una noticia económica, siempre se terminaban las discusiones del mismo modo: con un categórico “a ver, que venga Carlos Sánchez” para que todos los reunidos pudieran entender cabalmente de qué estaban discutiendo y el alcance real de la noticia que tenían en sus manos.
Sin olvidar que el amor por el periodismo le ha llevado también a la defensa a ultranza de este oficio, maravilloso e imprescindible para la sociedad. Carlos es un periodista que ha compartido sus conocimientos y abierto su agenda a los más jóvenes que han disfrutado de trabajar a su lado. Por donde ha pasado ha sembrado su pasión por el dato y la interpretación en las generaciones más jóvenes. Y hoy podemos reconocer su magisterio en otros profesionales más jóvenes que han bebido de su rigor y a la lucha por las mejores condiciones para su desempeño. Sus compañeros se han beneficiado también de su compromiso en los comités de empresa y en los consejos de redacción de los que ha formado parte. Respaldado por su prestigio profesional, Carlos siempre ha sido un referente moral para todos sus compañeros.
Con todo esto, me parece evidente que este premio es muy merecido. Carlos: de nuevo, enhorabuena. Gracias por ser un excelente tecnócrata del periodismo. Gracias a todos y buenas noches