No hay periodismo sin periodistas, ni democracia sin periodismo.

José Blanco, Ministro de Fomento, en la IX de Periodismo Jornada Coca Cola

José Blanco a su llegada a la Jornada de Periodismo Coca-Cola

Buenas tardes.

Seré breve y por ello permítanme entrar directamente en el asunto de estas jornadas:

No hay periodismo sin periodistas, ni democracia sin periodismo.

Por tanto, no hay democracia sin periodistas.

Sin periodistas, sin información plural, veraz, crítica y contrastada, no hay democracia posible.

El periodismo y la libertad de expresión, de la que se vale y a la que ampara, están en la base de nuestro sistema democrático.

Lo sabemos bien en España, donde hemos padecido largas décadas de dictadura y de periodismo amordazado.

Por eso, cuando oímos hablar de crisis del periodismo o, al menos, de un modelo de negocio periodístico, deben saltar las alarmas.

Porque el periodismo, y los periodistas, son, y deben ser, ante todo, vigilantes del poder. De todas las formas de poder.
Por eso nos preocupa:

• Los recortes de empleo que están siendo una práctica común en la mayoría de los medios.

• Y la precarización de las condiciones laborales de los muchos profesionales del periodismo.

Entre las causas de esta situación hay dos impactos claros.

• Uno más coyuntural, aunque muy profundo: El estancamiento económico global y la consecuente caída del mercado publicitario.

• Otro estructural que ha llegado para quedarse: Internet.

A este último fenómeno quiero referirme, invitándoles a hacer un ejercicio de imaginación.

Si a cualquier periodista de los que hoy estáis aquí os dicen hace 20 años, que ibais a contar con un nuevo medio capaz de integrar medios escritos y audiovisuales. Un medio que permitiese conocer al instante la respuesta del informado, con un acceso rápido a cantidades infinitas de información, a un coste marginal que tiende a cero.

Si os dicen que ese nuevo medio será interactivo, universal, inmediato, integrador, libre, actualizable y personalizado, estoy seguro que lo veríais como una gran oportunidad para el ejercicio de vuestra profesión.

Y esto es Internet, un nuevo medio, que como todo salto tecnológico, supone una oportunidad para el sector implicado.

Y como todos los cambios genera también una serie de incertidumbres.
Las nuevas tecnologías han incrementado exponencialmente la demanda y el consumo de información por parte de los ciudadanos.

Han permitido la reducción de costes en la producción de contenidos informativos, y ampliado, sin a penas límite, las posibilidades de difusión.

Pero aún así; con reducción de costes y con mayor potencial de distribución, la industria de contenidos informativos no ha encontrado fórmulas estables para rentabilizar el impacto de las nuevas tecnologías.

Al contrario, las nuevas pautas de consumo han puesto a los medios de comunicación, especialmente a los medios escritos, en una situación de grave dificultades que amenazan su viabilidad futura, si no se encuentran nuevas formas de rentabilizar el servicio público que constituye el periodismo, el buen periodismo.

Pero nos llevaría a la frustración pensar que un cambio tecnológico de esta magnitud lo revolucione todo, menos el modelo de negocio.

Los modelos de negocio van a cambiar. El cambio puede venir por dos fuentes.

O lo provoca los medios ya existentes, reinventándose, consolidando lo mejor de su experiencia en el periodismo tradicional e incorporando las nuevas formas de trabajar y de rentabilizar la información que posibilita Internet.

O serán nuevos medios, nuevos proyectos empresariales, los que se encargarán de enseñar el camino de los modelos de negocio rentables y de las nuevas capacidades que ha de incorporar el trabajo periodístico.

Y no me corresponde a mí, y tampoco lo pretendo, porque en ese foro hay gente más cualificada para ello que ya lo habrá hecho, dibujar los modelos alternativos que pueden hacer a esta profesión y a este sector rentable en el nuevo entorno.

Pero si quiero apuntar un activo, que si bien siempre ha sido importante en este negocio, va a serlo más en el futuro: la credibilidad.

Para destacar en el ruido mediático, en la multiplicidad de fuentes, será más necesario que nunca ser reconocido como un medio creíble, que cuenta con periodistas creíbles y que respeta a sus lectores.

La sobreabundancia de información exige más que nunca la capacidad para que el periodismo ejerza una labor clave en cualquier democracia:

Ser vigilantes del poder y abogados defensores de las libertades públicas.

Y eso solo es posible a través de unos medios de comunicación libres, económicamente solventes e independientes.

Sin ellos, el equilibrio de poderes, que es garantía de buena salud democrática, se resiente gravemente.

Pero la mayor competitividad de medios hará que cada vez se exija más calidad al trabajo de los periodistas.

La credibilidad de un medio se medirá por la defensa de los intereses generales.

Ni tan siquiera la credibilidad de un medio se medirá exclusivamente en la amplitud de su difusión.

La credibilidad de un medio y por tanto su poder de influencia, se medirá en la mayor capacidad de conectar con las necesidades e intereses reales de los lectores.

Y en la capacidad de ofrecer un relato real de los hechos, aunque esa realidad vaya a contracorriente de la marea mediática tradicional.

No hubo un solo medio relevante nacional o internacional, general o especializado, que anticipase la crisis financiera internacional.

Esto es a lo que me refiero cuando hablo de dar un relato real a contracorriente de la marea mediática.

Y sé que esto no es fácil hacerlo.

Hace falta audacia y sobre todo hace falta creer en el verdadero sentido de esta profesión

Siempre ha creído que ser un buen periodista es muy difícil, pero ahora con más competitividad, con menos barreras a la entrada, la profesión será aún más exigente.

En este punto, cobra mayor trascendencia la máxima pronunciada por un maestro de periodistas que todos ustedes conocer (Kapuscinsky): decía “para ejercer el periodismo, ante todo hay que ser buenos seres humanos”.

Y abundaba el maestro polaco: “Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus estrategias”.

Creo que es una buena síntesis de lo que debe ser la ética periodística.

Una ética que no solo es necesaria para que bajo el derecho de la libertad de expresión, uno de los derechos constitucionales que dispone de más garantías jurídicas de todo el texto constitucional, no se amparen los excesos de determinado tipo de prensa…

La ética periodística es también el camino imprescindible para logar la excelencia en esta profesión.

Es la ética periodística la que distingue a los periodistas de los intrusos, de los que se disfrazan de periodistas y no lo son.

Esa ética cada vez será más exigida por una audiencia, con ya suficiente experiencia, para discernir que la verdad necesita más respaldo que ser contada por cualquier medio.

Una audiencia que ya no es únicamente receptora de noticias y que exigirá a la hora de informarse, y digo informarse y no entretenerse, información contrastada y elaborada bajo criterios profesionales y de ética periodística.

Y por ello, por que cada vez los que demandan información serán más exigentes, y más selectivos, veo el futuro de la profesión periodística con optimismo.

El mundo está en uno de esos procesos de cambio que merecen ser contados, que necesitan ser contados.

Internet estará ahí para que la información supere las fronteras y cualquier barrera.

En la sociedad de conocimiento la labor de los periodistas es central.

Y habrá más periodismo si somos capaces de ofrecer mejor periodismo.

Habrá más empresas de medios de comunicación rentables si estas saben servir mejor a la sociedad.

Tomo prestada la idea de Mario Vargas Llosa que decía, se puede medir la salud democrática de un país evaluando la diversidad de opiniones, la libertad de expresión y el espíritu crítico de sus diversos medios de comunicación.

En nuestra responsabilidad, diría más, es nuestro deber preservar estos tres elementos para que nuestra salud democrática siga siendo vigorosa.

Y para ello, estoy convencido, habrá más y mejor periodismo, más y mejores periodista, periodistas de verdad.

Muchas gracias.

Intervención de José Blanco, Ministro de Fomento, en la IX Jornada de Periodismo Coca-Cola. «Los efectos de la crisis: ¿periodismo sin periodistas?»

Secciones