Los relojes y el tiempo, por Miguel Ángel Aguilar

Imagen de archivo el XXIII Seminario de Defensa organizado por la APE

Publicado en La Vanguardia el 27 de Junio de 2011

“Ustedes tienen los relojes pero nosotros tenemos el tiempo”. Se lo dijeron los talibanes afganos a sus interlocutores del ejército americano para concluir una discusión. Lo contaba en Toledo el general José Julio Rodríguez, Jefe del Estado Mayor de la Defensa, con ocasión del XXIII Seminario Internacional convocado por la Asociación de Periodistas Europeos. Es una diferencia cultural determinante, que ha llevado al presidente Barak Obama, el miércoles 22 de junio a apresurar el calendario para la retirada de las tropas desplegadas en Afganistán.

Los relojes de los americanos miden la impaciencia creciente de la opinión pública americana. Registran la fatiga de la guerra, la más prolongada de su historia, que al cabo de diez años ha costado 1.500 bajas mortales y más de 450 mil millones de dólares, según estimaciones del informe sobre la war on terror facilitado por el Congresional Research Service con fecha de 29 de marzo de 2011. Del otro lado los talibanes disponen de tiempo sin medida, están fuera de cualquier escrutinio, carecen de la obligación de presentarse ante instancia alguna. Ni suman sus bajas, ni echan sus cuentas.

Con la autoridad que le ha dado la eliminación de Bin Laden y antes de iniciar la campaña para su reelección, Barak Obama ordena el repliegue de 10.000 soldados para fin de año y de otros 23.000 antes del verano de 2012. Regresan se dice desde una posición de fuerza y quedará un número suficiente como garantía de que a los activistas de Al Qaeda no se les ofrecerá santuario alguno en Afganistán desde el que lanzar ataques contra el territorio de Estados Unidos. Si atendemos a que la factura se desborda la decisión se comprende aún mejor.

Esta vez no habrá desfiles triunfales, ni tampoco falsas proclamaciones de mission acomplished, como la de George Bush el 1 de mayo de 2003 a propósito de Irak. En la guerra al terrorismo era imposible la victoria, solo alcanzable cuando está bien definida de antemano. Preparémonos, porque volverán los bárbaros talibanes de nuestro Afganistán sus nidos a colgar. Otra cosa es que aquellos que tanto condenamos, ahora, pactarán. La nueva mirada es hacia un Pakistán con armas nucleares. Mientras, honor a nuestros dos últimos muertos del domingo y que los restantes vuelvan indemnes.

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