Fueron diecisiete temporadas seguidas (1984 – 2001) en las que, durante las sucesivas ediciones de la Feria de San Isidro, tarde a tarde Onésimo Anciones se dejaba ver en el tendido bajo del 2 de la Plaza de las Ventas con los útiles de trabajo y la mirada atenta, muy pendiente de elegir un momento estelar del festejo para fijarlo en su retina y plasmarlo sobre el papel de su cuaderno con las artes de la acuarela. Ocupaba su localidad, muy cerca de Barquerito y protegido por la sombra que desde arriba, en la delantera de tendido alto del 2, proyectaba Javier Pradera. Tenía bula para salir antes de que arrastraran al sexto y entregar al motorista del periódico en la cita convenida, los dibujos que esperaban en la redacción.
Era en el aquel Madrid de aquellos tiempos, sin las facilidades de enlace directo que ahora proporcionan las nuevas tecnologías. Tampoco andábamos entonces con teléfonos móviles y a nuestro Onésimo Anciones sólo le era dado sintonizar por telepatía con el tendido 10, fila 6, asiento 7, donde el crítico, Joaquín Vidal, escribía las crónicas que Anciones debía ilustrar y poner en suerte.
Muchos de los dibujos originales se han perdido. Fueron regalados o saqueados de los archivos. Otros han podido rescatarse, cotejarse con las páginas donde aparecieron y documentarse por el equipo de la Asociación de Periodistas Europeos, que ha coordinado su director Juan Oñate. Tarea que sólo ha sido posible llevar a cabo gracias a la ayuda impagable de Reyes Salcedo y Javier Herrero, colegas del servicio de documentación del diario El País. Porque cuando los dibujos que plasman lances de la lidia han podido fecharse y referirse a la página donde aparecieron, se hace posible la identificar al protagonista, torero o subalterno, e incluso poner nombre al toro que embiste. Y entonces, el dibujo nos dice todavía mucho más. En otros originales sólo hemos podido recoger lo que el propio autor anotaba detrás de cada dibujo.
Pero el mundo taurino de Onésimo Anciones no terminaba en estos compromisos periodísticos con El País. También tuvo reflejo en el Informativo Entre hoy y mañana de Tele 5, que se emitía en horas tan inciertas como avanzadas y por eso era denominado con preferencia Entre mañana y pasado. Si la memoria no falla, fueron las temporadas 93, 94 y 95. Entonces, como los derechos televisivos eran propiedad de Canal+, se buscó una fórmula original: comparecía cada noche Pepe Dominguín para contestar dos preguntas del director del Informativo sobre la lidia de esa tarde y sus palabras se acompañaban con los dibujos a color de Anciones, que él mismo traía hasta el plató compartiendo taxi con el cronista tantas veces vestido de luces, que había tomado la alternativa en la Plaza de las Ventas el 15 de mayo de 1944, de manos de Antonio Bienvenida en presencia como testigo de Morenito de Talavera, con un toro Berreón de la ganadería de Joaquín Buendía. Tres años antes de que Livinio Stuyck fundara la Feria de San Isidro.
Más allá de estas comparecencias pautadas en los medios, Anciones pintó óleos, serigrafías y acuarelas de temas taurinos en distintos formatos y con distinta intención. Esta producción incesante fue agrupada en diversas ocasiones para ser expuesta en la galería de Pilar Mulet, entonces llamada “El coleccionista”, en Balboa y en otras salas de Madrid y de otras ciudades europeas, entre ellas la Sixto-one Gallery de Londres. Su pintura es como el toreo que somete la fuerza con el arte. Nuestro pintor sabía, como escribió su colega Antonio Saura que aunque el toreo deba tener más de danza que de pelea, tampoco la corrida es estrictamente una danza. Porque “no es sólo una danza especialísima, realizada frente a una bestia de combate y sometida a un estricto ritual, sino también la sobrevivencia de un lejano acto sacrificial de complejas resonancias estéticas, afectivas y míticas”.
Manuel Arroyo en su original ensayo Una tauromaquia a lo Wittgestein precisa que el toreo no es sólo un riesgo, que lo es y muy grande para el que lo practica, y subraya que el torero tiene plena conciencia de estar ejercitando y de hacer partícipes a los aficionados de ese instante mágico. Esa era también la plena conciencia de Anciones cuando presentaba a los lectores y espectadores sus estampas que ahora, en una primera aproximación mientras se prepara una exposición más ambiciosa, se ofrecen en la sede de la Fundación del diario MADRID, en cuya redacción oficiaba como una figura de tan rara inteligencia natural como distinción instintiva. Fundación y Asociación de Periodistas Europeos ya presentaron en el año 2004 una antología de los retratos de Anciones bajo el título Siluetas del tiempo. En esta nueva ocasión se les ha unido la Fundación General de la Universidad de Alcalá de Henares.
Quede constancia del agradecimiento a sus hijos Pablo, Iovanni y Antonio, a Lola Marchena, a Rosa Romero y a cuantos amigos se han ofrecido a descolgar de sus paredes algunas de estas obras para nuestro disfrute. Y sirvan estas páginas para celebrar la vuelta a los ruedos de Anciones.