Artículo publicado en El Independiente el 28 de Marzo de 2021.
El guion de la distopía que vivimos desde 2020 en todo el mundo tiene giros constantes. Ni el mejor autor sabe cómo acabará esta policrisis originada por un virus en el Lejano Oriente. Lo que es cierto hoy, mañana no lo es. La pandemia del nuevo coronavirus está influyendo en la reubicación de las potencias globales. Y la Unión Europea se la juega.
China, donde se originó el nuevo coronavirus, parecía condenada al ostracismo hace un año y hoy recupera el tono mejor que nadie. Terminó 2020 con el PIB positivo y en 2021 sigue ese curso. Tiene varias vacunas propias.
Estados Unidos, que sigue encabezando en términos absolutos el número de positivos y fallecidos, ha acelerado la campaña de vacunación. El objetivo de Joe Biden ahora es que haya 200 millones de estadounidenses vacunados cuando cumpla 100 días en el poder, el próximo 30 de abril. Dos de las vacunas que se están aplicando, Moderna y Pfizer/BioNTech, son made in USA.
La Unión Europea, que acaba de superar el shock de perder a uno de sus miembros, el Reino Unido, afronta la pandemia como un test de estrés. Arrancó con deficiencias en el abastecimiento de mascarillas, y equipos de protección, pero recuperó el tono poco a poco. La aprobación de los fondos de recuperación marca un punto de inflexión. Ahora también se ha paralizado por una decisión del Tribunal Constitucional alemán.
Pero la campaña de vacunación va muy lenta. El Reino Unido, que fue uno de los países con más casos y más muertes de Europa en la primera ola del coronavirus, ha administrado 40,5 dosis por cada 100 habitantes; Estados Unidos, 34,1; y la Unión Europea, apenas 12. Solo hay 18,2 millones de europeos vacunados con las dos dosis, apenas el 4,1% de la población.
Hay escasez de vacunas, sobre todo por el incumplimiento de la empresa anglosueca AstroZeneca, lo que ha generado una gran frustración entre los ciudadanos. A su vez la vacuna de AstroZeneca despertó sospechas de efectos secundarios graves, y se paró la aplicación unos días.
La presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, está en el foco. De aquí al verano, hemos de experimentar un giro de 180 grados o habrá una crisis política en Bruselas y en varias capitales europeas. Los gobiernos de los Estados miembros también tienen una clara responsabilidad en la gestión, dadas sus escasas competencias en materia sanitaria.
«La idea del aprovisionamiento conjunto es mejor que la alternativa. En algunos países no habría habido vacunas. Pero no se ha hecho bien. ¿Por qué? Ha habido mucha mentira y desinformación. La Comisión ha pecado de ingenua y de poco precavida», explica Enrique Feás, investigador principal en el Real Instituto Elcano.
«Lo que ha marcado la diferencia con Estados Unidos y el Reino Unido no es el precio, sino que ellos se han garantizado el suministro prioritario con la producción nacional. En Estados Unidos ha sido a través de la ley, y en el Reino Unido por un contrato mercantil. La UE cometió el error de no garantizar jurídicamente el suministro prioritario», añade.
Los datos son llamativos: los Veintisiete han inyectado 62 millones de dosis, de los 88 suministrados, y han permitido que salgan de sus fronteras 77 millones. La UE es la principal suministradora de vacunas del programa Covax de la ONU, que aporta viales a los países que tienen más dificultades para acceder.
El Reino Unido ha recibido 21 millones de viales de fábricas ubicadas en la UE. Y no ha exportado ni una dosis. «Aquí no ha habido level playing field. Así no se puede hablar de éxito o fracaso», señala Feás, que reconoce, sin embargo, que en la UE «no ha habido asunción de responsabilidades, no ha sido una crisis bien gestionada».
Después, al comprobar la falta de suministros, la UE ha recurrido al control de las exportaciones, lo que conlleva problemas de reputación, y el enfrentamiento con el Reino Unido. El ex presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, ha sido crítico con esta medida. Cree que el daño puede ser mucho mayor que el beneficio.
Pero el hallazgo en Italia de 29 millones de dosis de AstraZeneca no ayuda a crear confianza. Finalmente, la empresa farmacéutica dijo que eran viales destinados a la UE y a la inciativa Covax.
Los problemas con AstraZeneca
El investigador añade que también hay un factor suerte relevante: nadie sabía qué vacuna iba a salir adelante. Al Reino Unido le ha favorecido que la vacuna de Oxford/AstraZeneca haya sido una de las que han salido adelante.
Con AstraZeneca parece que todo ha ido mal desde el principio. La empresa se comprometió a suministrar 100 millones de dosis y después apenas dijo que podía con la tercera parte. A ellos se suma que hubo casos sospechosos de fallecidos por efecto secundarios y unos países suspendieron la administración y otros sí, pero luego rectificaron.
«Tenemos los datos de AstraZeneca a tiempo real por la vacunación en el Reino Unido: funciona bien a cualquier edad y es segura. Renunciar a AstraZeneca sería hacernos un flaco favor. No es normal parar una campaña de vacunación con los efectos adversos que ha habido. Debe estudiarse pero no parar», afirma Quique Bassat, investigador ICREA en el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación la Caixa.
Lo que esté en juego
Esta empresa incumplió los acuerdos y justo era la vacuna que llegaba antes a la Unión Europea. «Lo más perturbador es que incumple con Europa pero cumple con otros como Israel, Reino Unido o EEUU. A ello se suma que tenemos unos procesos hipergarantistas, algo que en principio es bueno, pero acaba retrasando la aprobación de licencias y suceden paros como el que hemos visto con AstraZeneca», afirma Javi López, eurodiputado del PSC. López reconoce que la UE «se la juega desde abril al verano».
Hay acuerdo en que centralizar la compra de vacunas ha sido un acierto. Tanto expertos como eurodiputados coinciden en que si cada país hubiera ido por su cuenta se habría desembocado en una competición al estilo de los Juegos del Hambre.
«La UE se juega un enorme capital político. En 2020 la UE dio un paso hacia adelante con el Fondo de Recuperación y la admisión de deuda conjunta. Es el paso más importante desde la creación de la moneda única, pero tiene que tener cuidado en que no acabe dilapidando el capital político ganado en 2020″, dice el eurodiputado socialista. Aún no se sabía que el Constitucional alemán iba a poner un palo en la rueda al suspender temporalmente su aplicación.
Según Javi López, el problema es que la UE «tiene que aprender el lenguaje del poder». Si bien es buena negociando, y así consigue buenos precios, luego se desenvuelve mal como poder geopolítico. «La UE es el actor del mundo más eficaz, pero esto ya es poder y geopolítica. Ahí falta músculo, instinto… Y la UE da menos miedo que EEUU, Reino Unido o Israel. Es probable que se deba al entramado institucional que obedece a una lógica de poder blando, más distribuido, más horizontal. Amenaza pero no actúa y no hay nada más frustrante que un poder que amenaza y no ejecuta», añade.
Para el eurodiputado socialista español, «la última responsable es la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Se juega mucho en esta operación. Está a tiempo de recuperar el capital político. Es frustrante porque el 2020 fue el año más exitoso en décadas. En la UE somos imaginativos, innovadores y solidarios pero hace falta ser eficientes».
La situación aún puede cambiar si la Unión Europea empieza a recuperar el ritmo de recepción de viales. Acaban de llegar diez millones de dosis extra de Pfizer/BioNTech y Austria ha pretendido que se cambiaran los criterios de reparto (población y solidaridad) por el hecho de que apostó en exceso por AstraZeneca y ahora tiene carestía.
La Unión Europea de momento ha aprobado tres vacunas de doble dosis: Pfizer/BioNTech, Moderna, OxfordAstraZeneca. La siguiente que se distribuirá es la de Johnson & Johnson (Janssen) de una dosis. La Comisión firmó contratos con AstraZeneca (400 millones de viales); Pfizer-BioNTech (600 millones); Moderna (460 millones), Johnson & Johnson (400 millones).
A la hora de negociar precios, la UE es imbatible. La UE ha apoyado el desarrollo de la vacuna de BioNTech/Pfizer y logró 14,7 dólares por dosis, mientras que EEUU paga 19,5. Por Moderna la UE paga 18 dólares mientras que a EEUU le cuesta tres dólares menos, según el British Medical Journal. Por cada vial de Oxford/AstraZeneca la UE abona 2,15 dólares. El Reino Unido y EEUU las compran más caras (a tres y cuatro dólares).
También tenía acordadas dosis con Sanofi pero no ha prosperado. También hay acordadas dosis con Novavax. Está en estudio la aprobación de la vacuna rusa Sputknik V.
La esperanza es la vacuna de Johnson and Johnson, que además es de una sola dosis y por la que la UE ha pagado 8,5 dólares por vial,pero parece muy difícil que el 70% de la población europea esté vacunada este verano.
Según la eurodiputada española de Ciudadanos, Soraya Rodríguez, se ha actuado bien al realizar la compra conjunta así como en la elección de los laboratorios, salvo AstraZeneca, «que se comporta como un pirata», y justifica también las garantías que exige la UE para aprobar y supervisar el uso de las vacunas. «El gran problema europeo es la capacidad de producción. Se va a despejar en los próximos meses. Ahora se aplica el control de exportaciones pero deberíamos haberlo hecho antes», indica Rodríguez, quien mantiene que la UE «no ha fracasado».
Soraya Rodríguez recuerda cómo el éxito de Israel, por ejemplo, tiene mucho que ver con el hecho de que el país ha cedido todos los datos médicos de su población a Pfizer. A ello se suma que apenas son nueve millones de habitantes, mientras que en la UE somos 550 millones.
En el caso del Reino Unido influye que actuaron más rápido: aprobaron el uso de emergencia de la vacuna, sin la autorización de la Agencia Europea del Medicamento, algo que podría haber hecho cualquier otro país porque está previsto en la legislación europea, pero ninguno lo hizo.
Sin embargo, el eurodiputado del Partido Popular, Estebán González Pons, vaticina un desastre. «No descarto una crisis política en la Comisión y en varios gobiernos nacionales. La responsabilidad es de la Comisión y de los gobiernos nacionales. A la Comisión la han engañado. El Consejo ha intentado gobernar Europa con el consenso y quitándole el poder político que tenía la Comisión con Juncker. Ahora la Comisión es un órgano administrativo. El Consejo ha estado actuando como si fuera el gobierno de Europa. Estamos al principio de la crisis».
A juicio de González Pons, cuando Estados Unidos llegue al 4 de julio con el 80% de la población vacunada y en la UE apenas se haya llegado al 20%, la crisis será mayúscula. Estamos expuestos así a mayores efectos de la crisis económica, que apenas ha empezado a despuntar. «El que está vacunando consigue que su economía funcione. No debemos engañar a los ciudadanos. La UE no ha sabido comprar vacunas. La Comisión y los gobiernos nacionales han de explicarse», añade, sin querer personalizar en Von der Leyen, de su misma formación política.
Las lecciones
¿Cuál sería la lección de esta enésima crisis que padece la UE? La respuesta suele ser la misma: más Europa. Si bien cuando hay problemas, la tendencia es la contraria, la vuelta a la defensa de los intereses nacionales.
«En las áreas en que la UE tiene competencia exclusivas, nadie da un golpe en la mesa (comercio y competencia, por ejemplo). Pero en las áreas en las que no, terminan actuando los Estados miembros. En esos casos los gobiernos acaban quitándose la responsabilidad de encima», afirma José Ignacio Torreblanca, director del European Center on Foreign Relations (ECFR).
Desde el punto de vista científico, Quique Bassat apunta que hay que tener un fondo público disponible par uso urgente. «Hemos ido a remolque de lo que pasaba en otros lugares y no hemos tenido la agilidad suficiente para responder a la urgencia del momento. En una crisis global hay que establecer alianzas de partida, no a posteriori, incluso con rivales como China o Rusia».
Para Enrique Feás, la lección para la UE es de política industrial, no comercial. «¿Podría haber forzado la UE a BioNTech a aliarse con la francesa Sanofi en lugar de la americana Pfizer? Eso forma parte de las diferencias en términos de integración. No hay una política industrial conjunta y no es lo mismo si eres un país o Veintisiete».
Urge que se asuman responsabilidades, se expliquen los errores y la UE sea consciente de que la vacuna es un arma de recuperación masiva. Es hora de jugar como potencia geopolítica no solo comercial.