La medalla de la Orden del Mérito Constitucional, concedida a Pedro Altares a título póstumo por Real Decreto de diciembre último, le fue entregada el viernes 1 de abril a su viuda Pilar Lucendo en el ministerio de la Presidencia. Las palabras de elogio fueron de la exvicepresidenta Teresa Fernández de la Vega y las de agradecimiento de Pilar Lucendo. Pedro Altares fue miembro de la Asociación de Periodistas Europeos. Al acto de entrega asistieron personalidades y amigos, como el ministro Ramón Jáuregui, Leopoldo Torres, Javier Girádlez, Luís Gómez Llorente, Soledad Gallego Díaz, Juby Bustamante o Elías Díaz.
Extracto de la intervención de su viuda, Pilar Lucendo:
Hoy nos entregáis la distinción que a él más le hubiera gustado, aunque hay que reconocer que no era dado a medallas. Ni se las puso nunca, ni hizo nada en ningún momento de su vida por conseguir honores.
Es obvio recordar que Pedro luchó durante la Dictadura por las libertades y la Democracia y, desde la transición, primero por conseguir la mejor Constitución para España y después, hasta su fallecimiento, por el afianzamiento de los principios que nuestra carta magna contiene. Lo hacía en su último artículo en “El País” publicado al día siguiente de su muerte.
Pero yo quiero resaltar que siempre mantuvo esta lucha con una asombrosa claridad de ideas, una enorme serenidad –aunque le gustaban las discusiones fue siempre muy respetuoso con sus adversarios ideológicos y políticos- y un gran valor.
No tuvo miedo, al menos aparente, en momentos muy difíciles.
Extracto de la intervención de María Teresa Fernández de la Vega
Pedro Altares siempre, siempre estuvo donde había dificultades, donde había que defender una idea, donde había que defender la libertad. Siempre estuvo en primera fila en la lucha contra la dictadura. Lo estuvo como periodista, desde que en 1966 se incorporara a una revista casi mítica, Cuadernos para el Diálogo, junto a su profesor Joaquín Ruiz-Giménez, y lo estuvo como persona, jugándose el tipo por todos, jugándose el tipo al acoger en su casa a personajes que en aquel entonces formaban parte de los más buscados por su activismo político a favor de la democracia.
En los últimos tiempos, tuve la oportunidad de sentir y disfrutar más de cerca la excelencia de Pedro, fue cuando, hace ahora casi diez años, fui elegida diputada por Segovia, y me encontré instalada en una casa al lado de la suya, cuando no era en la suya, porque pasaba siempre de una a otra.
La inmersión que yo ya había venido realizando en los temas segovianos se multiplicó y profundizó rápidamente con la experiencia de un auténtico segoviano de adopción, como era él, que conocía muy bien aquella tierra. Con él descubrí otra Segovia, con él aprendí a querer a Segovia y a los segovianos, lo cual es, por otra parte, facilísimo. Gracias a su acogida pude hacer bien mi trabajo. En su compañía conocí a mucha gente, y fueron innumerables las horas que en aquel tiempo pasamos en tertulias interminables, disfrutando del placer de conversar.
Pedro Altares fue sin duda un referente del buen periodismo, de la fuerza del diálogo, de la lucha por la democracia, de la honestidad personal y profesional. Un referente de todo aquello que marcó la transición española y que dio lugar a nuestra Constitución de 1978.
Por eso merecía con creces esta medalla y merece con creces el homenaje que con ella le brindamos.