Iñigo Méndez de Vigo: “El populismo hay que derrotarlo en el campo de las ideas”

San Sebastián, 13 de julio de 2007. El principal riesgo al que se enfrenta la Unión Europea es que las actitudes populistas sean asumidas por las fuerzas y gobiernos democráticos, según el grupo de expertos reunido en el Seminario sobre Europa Central titulado “Desencantos y populismos”, organizado en la Escuela de Verano de la Universidad del País Vasco por la Asociación de Periodistas Europeos con el patrocinio de La Caixa.

Iñigo Méndez de Vigo, eurodiputado por el Partido Popular, se mostró partidario de aceptar a los grupos populistas en el parlamento europeo para poder derrotarlos en el uso de las ideas, y recordó que el populismo ya está presente en el europarlamento a través del grupo Identidad, tradición y Soberania, formado por veinte eurodiputados.

Según Méndez de Vigo, el discurso populista nace del “malestar democrático” y ha sustituido “el antisemitismo por el fenómeno de la inmigración”, agita el miedo contra el otro y rechaza la idea de Europa porque “representa la reconciliación” y defiende una manera de hacer política que “busca consensos a largo plazo”.

En este sentido, el diplomático y escritor José María Ridao recordó que el populismo “anula en la gestión política de las sociedades la idea de proceso”, busca jugar todo “en el corto plazo mediante respuestas inmediatas” que no aportan soluciones y supone “la conversión de la táctica en ideología” a través de tres instrumentos políticos: “el recurso a la propaganda”, cuyo objetivo último es ocultar a los ciudadanos los problemas que no pueden resolver, “la conversión de las instituciones en instrumento en favor de una causa” y el “uso discontinuo del estado” fruto de esa abolición de la idea de proceso.

Ridao consideró que hay dos materias que pueden ser instrumentalizadas por los movimientos populistas en Europa. La primera sería “la construcción europea en si misma”, y en concreto la situación creada tras el rechazo de Francia y Holanda al Tratado constitucional europeo que ha dejado la construcción de Europa “fuera de carril”. El otro espacio en el que pueden surgir tentaciones populistas es la “cuestión de la inmigración,” y emplazó a los países europeos a “combatir la demanda de empleo ilegal” que nutre la economía sumergida y que puede “dar alimento a los movimiento populistas”.

Para Jerzy Osiatynski, ex Ministro de Finanzas de Polonia, el populismo se alimenta de la ignorancia y del miedo, que deben ser contrarrestados a “través de la educación”. En el caso polaco, afirmó, desde el gobierno “se está diseminando” la fobia a alemana y el temor al imperialismo ruso, y alertó contra las promesas incumplidas por los populistas que provocan un aumento de la abstención.

El analista político húngaro Péter Krekó destacó que “el populismo se caracteriza por el enfrentamiento contra las elites“, y en el caso de los países de Europa Central se distingue por tener sus raíces en el “socialismo estatal”, basado en un sistema de protección social que mantiene a la población en un “infantilismo político”.

Por último, recordó que el populismo no pertenece a ninguna corriente ideológica, reflexión que compartió José María Ridao al manifestar que “populismo y extrema derecha no son lo mismo”, y resulta peligroso pensar lo contrario porque “nos impide expurgar actitudes o tentaciones populistas dentro de fuerzas o gobiernos democráticos”. Como ejemplo, señaló la medida adoptada por el Gobierno español de pagar 3000 euros a los padres por cada niño nacido, o la estrategia de la oposición popular consistente en llevar la política a las calles y alejarla del parlamento.

Por otra parte, el eurodiputado Méndez de Vigo expresó su preocupación por la fuerte reticencia hacia el proyecto europeo que se vive en algunos de los países que han estado en origen de la construcción europea como Francia, Holanda y el Reino Unido, cuyos gobiernos “dudan de que Europa sirva para añadir un valor añadido a la vida de sus ciudadanos”.

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