Vos sabéis, Alteza, que el periodismo es como el aire, y que a veces los hombres del poder son como aquella paloma que se quejaba del aire, sin cuya resistencia no hubiese podido volar. Ese es el juego de la democracia: con sus veleidades, sus excesos, a veces también con sus precipitadas confusiones, acaso con sus injusticias informativas y de opinión. La democracia siempre tiene algo de caos, como todo lo vivo, al contrario que en las dictaduras, donde existe un orden niquelado. Pero, como decía Nietzsche, del caos nace la estrella. En las democracias, al contrario que en los lazaretos, estamos expuestos a todo, pero también podemos curarnos de todo.
(extracto)