Se tiene a Lavoisier por fundador de la química moderna y es mérito suyo haber enunciado el principio según el cual la materia no se crea ni se aniquila, solamente se transforma. Y ese principio se mantuvo como referencia inmutable hasta que Einstein formuló la ecuación que relaciona la masa con la energía: E = mc2 donde E es la energía; m es la masa; y c es la velocidad de propagación de la luz, establecida en 300.000 kilómetros por segundo. Como recordaba el pasado viernes día 20 un buen amigo periodista en su comentario para Hora 25 de la Cadena SER, interesa –en vísperas del Congreso Federal del PSOE y de otros ya convocados por formaciones políticas de diversa condición y alcance, cuyo desarrollo conflictivo no se descarta que pudieran conducir incluso a su disolución- la vuelta a estas leyes y ecuaciones porque vienen a anticiparnos el orden de magnitud de la energía que generaría la masa de un partido en caso de su desaparición y la dificultad que supondría encauzarla evitando que causara efectos desastrosos sobre el sistema.
Mientras, convocado por la Asociación de Periodistas Europeos y la Fundación Diario Madrid, se celebraba ayer martes el seminario titulado “La UE: ¿más unida, o más polarizada?” que abría Javier Solana aludiendo a la convocatoria de la edición anterior en la que se otorgaba a 2024 la condición de año electoral por excelencia, con llamamiento a las urnas. por ejemplo, en India, en Rusia, en la UE o para las presidenciales de Estados Unidos a celebrar el martes 5 de noviembre. Pero el que fuera alto representante para la Política Exterior y de Seguridad Común de la UE (1999-2009) y secretario general de la OTAN (1995-1999), prefirió llamar la atención sobre los comicios celebrados en Taiwan donde fue elegido presidente el soberanista William Lai Ching-te, quien aprovechó su discurso inaugural el lunes 20 de mayo para elevar las tensiones con Pekín; indicó después la sorpresa causada por las de Suráfrica del 1 de junio donde el partido Congreso Nacional Africano (ANC) de Nelson Mandela perdió su mayoría parlamentaria; y valoró el interés de la victoria del reformista Pezeshkian en las elecciones presidenciales de Irán, que se ha declarado dispuesto a volver al pacto sobre las armas nucleares, del que se retiró el presidente norteamericano Trump nada más ganar las elecciones en 2020. Solana ponderó los informes de Enrico Letta y de Mario Draghi que marcan el camino para avanzar sin deslizarse hacia la parálisis y las agonías.
El primer debate moderado por Pablo Morán, periodista de la Cadena SER, se centró en la gestión del descontento y la polarización con intervenciones de Marlene Wind, de la Universidad de Copenhague; Dita Charanzová, ex vicepresidenta del Parlamento Europeo; y Fernando Vallespín, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid. Las redes sociales salieron malparadas pero hubo momentos de asombro al reparar en cómo la UE, que ha resistido embates como el Brexit, la Pandemia, la crisis de Lehman Brothers o la guerra de Ucrania, está estallando en tensiones desintegradoras al sentirse amenazada por los más débiles: los emigrantes que arriban sin más equipaje que el hambre y el miedo.