Pregunta.- Presidente, usted ha mencionado que uno de los objetivos para la Presidencia será incentivar la competitividad. En España tuvimos un discurso ayer del Gobernador del Banco de España diciendo que es imprescindible que incentivemos la competitividad con una reforma laboral aquí, en España, y, si no lo hacemos, el crecimiento económico puede bajar a la media europea o inclusive más abajo. Quería su evaluación sobre ese pronóstico del Gobernador.
También el Gobernador dijo que no descartaba la posibilidad de una intervención gubernamental en alguna entidad bancaria en el futuro. ¿Puede comentar esto?
Presidente.- Creo que empezamos con pocas preguntas europeístas y más bien nacionales. Yo he hecho todo el esfuerzo para que el discurso fuera lo suficientemente sugerente y pudiéramos entrar en los temas de fondo de Europa, pero veo que nos ceñimos a cuestiones concretas.
Afortunadamente, hay opiniones diversas en torno a las necesidades más imperiosas para recuperar competividad y productividad en Europa y también, en este caso, en España. Hay algunas de las cosas que ha dicho el Gobernador que comparto, otras que no. Eso lo que demuestra, por otro lado, creo, es un buen síntoma de salud democrática. Normalmente, procuro nombrar a responsables de estas instituciones, más que por sus fidelidades, por sus cualidades y el Gobernador del Banco de España las tiene bien acreditadas.
¿Qué es lo que necesitamos para impulsar nuestra competitividad? Dos cosas, básicamente. Mejorar los ratios de extensión de la educación a los jóvenes más allá de la educación obligatoria es el primer objetivo, la primera necesidad, para mejorar la competitividad de la economía española. ¿Por qué? Porque necesitamos el mayor número posible de trabajadores, sobre todo de jóvenes, que tengan la mejor formación, con una formación más elevada. Estamos a diez-quince puntos de diferencia en esto con la media europea.
Hemos hecho en los treinta años de democracia extraordinario un período de extensión de la educación. Cuando a veces se comentan nuestros datos sobre educación, se olvida de dónde venimos y qué datos había sobre estudios superiores o estudios medios de muchas familias en los albores de la democracia, que es un factor condicionante de la educación de los hijos.
Éste es el primer objetivo: extender la educación, y lógicamente la calidad de la misma, todo lo que se pueda. El segundo objetivo es incrementar nuestra inversión en Investigación y Desarrollo. En los últimos años hemos dado un gran salto y nos hemos acercado son datos de 2006– al 1,30 del PIB, pero estamos por debajo de un objetivo tan razonable como es el 2 por 100 del PIB en investigación entre el sector público y el sector privado. El sector público ha casi triplicado la inversión y algunos de los efectos de esta multiplicación por tres de la inversión en Investigación y Desarrollo están ahora surtiendo efecto.
Tenemos siempre un problema con los datos europeos y es que los datos, habitualmente, de Eurostat y, a veces, de la Comisión tienen un cierto retraso. Sin embargo, desde nuestra perspectiva se podrá comprobar que 2007 y 2008 han supuesto para España un fortísimo incremento del potencial innovador y de investigación.
Ésas son las dos condiciones básicas, las más importantes.
¿En qué sectores debemos de priorizar la mejora, la transformación, del modelo económico en España y también en Europa? ¿Dónde está, desde mi punto de vista, la gran ventana de oportunidad para generar una economía más competitiva y más innovadora, y también un empleo más estable? Sin duda, y ésa va a ser la apuesta del Gobierno lo viene siendo, pero ahora la vamos a reforzar justo para preparar la salida de la crisis económica–, es en el sector, el amplio sector, que hoy constituye la sostenibilidad ambiental: prioridad de energías renovables, pero también reutilización de la energía, ahorro energético, tratamiento y gestión de nuestra riqueza en materia de aguas, todo lo que representa preservación en el ámbito rural, reforestación, etcétera. Debemos de ser una gran potencia en este sector y tenemos ya las mejores condiciones porque, en investigación y en empresas de alto contenido tecnológico, en algunas de estas ramas estamos muy fuertes.
Ésta va a ser la gran apuesta de España. En mi opinión, es una apuesta ganadora, una apuesta con un gran potencial exportador, una apuesta con un gran potencial de creación empleo estable y una apuesta que va a exigir también o que permite la readaptación de una parte del sector de la construcción, en donde nosotros tenemos un alto nivel de competitividad. Hablábamos de la construcción de la vivienda y tenemos que recordar que hay muchas cosas que sirven para hacer viviendas que son fruto de innovación y que han dado creación de riqueza, que pueden readaptarse perfectamente a lo que es todo el sector de la sostenibilidad.
Éstas son, en mi opinión, las grandes líneas.
¿Mercado laboral? No quiero eludirlo. Estados Unidos tiene el mercado laboral más flexible del mundo y está destruyendo empleo con unas cifras que no se recordaban desde hace treinta años. Lo que crea empleo es la actividad económica y una sociedad con los trabajadores con derechos, con salarios cada vez mejores y con un Estado de Bienestar sólido es una sociedad más competitiva. Los derechos sociales y el bienestar social crean riqueza, porque cuanta más ciudadanía tengamos con mejores condiciones de educación y con mejores condiciones de apoyo a la conciliación laboral y familiar tendremos más potencial económico.
Lo otro representan tesis que hemos visto que están dentro del catálogo de recetas incluidas en los postulados neoconservadores: no regulación, no intervención, adelgazar el Estado del Bienestar… Los resultados no son satisfactorios y, desde luego, no debemos de ir por ese camino.
Pregunta.- Presidente, mi pregunta tiene que ver con el discurso que acaba de pronunciar. Ha dicho usted que en los próximos días o en las próximas fechas tiene previsto reunirse o llamar a partidos políticos y a Comunidades Autónomas para alcanzar un consenso de cara a esa importante cita de la Legislatura, que es la Presidencia europea. Me gustaría saber si usted cree que en este momento, en este momento político que vivimos, el Partido Popular estará dispuesto a aceptar esa llamada suya, teniendo en cuenta que ayer rompieron relaciones con el Ministerio de Justicia o que le acusaron de…
Una segunda parte era que, como ayer le acusaron a usted de ser el Gobierno que peor estaba utilizando o que más estaba utilizando las instituciones públicas, era si sigue sin caberle ninguna duda de esa cita.
Presidente.- Esta respuesta sí que es muy rápida: no tengo ninguna duda que sí, por supuesto. Además, ya hemos hablado con el Partido Popular y hablaremos con más profundidad a medida que se vayan acercando los meses hacia la Presidencia europea.
Pregunta.- Presidente, yo tenía dos preguntas sobre su discurso. Ha dicho usted que Europa tiene que asumir más responsabilidades y mantener la paz y la seguridad internacional. Quería saber a qué se refiere exactamente, si tenemos en cuenta que usted ha llegado a decir que, si se nos piden más recursos para Afganistán, la respuesta sería “no”.
Le quería preguntar también si, dado que cuando España asuma la Presidencia de turno todavía no va a haber una Presidencia permanente de la Unión Europea, estaría usted dispuesto a asumir o si cree usted que sería bueno asumir una Presidencia tan personalista como la que tuvo Sarkozy.
Presidente.- En relación con la primera cuestión, afortunadamente, las responsabilidades globales a favor de la paz y la seguridad no son sólo responsabilidades militares. Tenemos que conseguir que Europa, con la Comunidad Internacional y especialmente con Estados Unidos, conquiste más escenarios de paz con la política. Tengo confianza en que la política es un camino que también conduce a la paz, a la solución de conflictos y a dotar de estabilidad a determinadas zonas allí donde en estos momentos existe más inseguridad, más incertidumbre y más inquietud.
Además, estoy convencido de que esta reflexión forma parte de lo que va a ser la nueva estrategia de la Administración norteamericana y que Europa debe de compartirla y comprometerse activamente, porque la oportunidad que se ha abierto con el cambio de Administración en los Estados Unidos de Norteamérica para ensanchar las vías políticas, diplomáticas y de acuerdos para reducir conflictos no la podemos desperdiciar.
La segunda pregunta es bien sencilla. Para mí, el señor Sarkozy hizo una muy buena Presidencia francesa de la Unión Europea. El listón lo ha dejado muy alto. Intentaremos esmerarnos, pero el listón lo ha dejado muy alto.
Pregunta.- Uno de los problemas que comparten Italia y España es la inmigración clandestina de los “sin papeles”. Me parece que usted tiene este problema muy cerca. ¿Qué solución debe hacer Europa con los sin papeles? Frontex ¿es viable o no es viable?
Presidente.- El problema de la inmigración ilegal hay que combatirlo en dos frentes. El primero es el frente interno, el frente de las fronteras. Y creo que el desarrollo de Frontex, desde luego para el caso de España, ha sido positivo y útil. Entre otros, hemos tenido colaboración de países como Italia para evitar la salida de inmigrantes ilegales desde las costas del África subsahariana.
Eso es necesario, pero lo más determinante es que los inmigrantes, que son personas a las que llamamos ilegales, puedan tener una oportunidad de trabajo y de expectativa de vida en sus países. Para ello es absolutamente esencial que todos los grandes países europeos, la Unión Europea, Estados Unidos de Norteamérica y los países desarrollados cumplamos los Objetivos de Desarrollo del Milenio formulados por Naciones Unidas, y facilitemos la financiación para una estructura productiva en los países donde se está produciendo esa salida dictada por la miseria extrema y que tengan otra nueva oportunidad.
En mi opinión, esta segunda política es absolutamente esencial y prioritaria. Y creo que aquí tenemos un camino por recorrer. Podremos poner más medios en Frontex, podremos endurecer las legislaciones o podremos contener la inmigración ilegal, contenerla; pero el problema de fondo es de una envergadura que tiene mucho más que ver con lo que pasa allí que con lo que pasa aquí, en nuestras costas y en nuestras calles. Creo que lo decía muy bien Miguel Ángel Aguilar: como no exportemos prosperidad a muchas zonas del mundo, acabará afectándose nuestro bienestar.
Pregunta.- El regreso de Francia a la estructura militar integrada de la OTAN ¿va a tener algún reflejo, va a ser compensado de alguna manera o va a activar algún mecanismo de la defensa europea? ¿Va a tener alguna contraprestación?
Presidente.- Yo creo que son vías que caminan de manera paralela, pero necesariamente no tiene por qué haber un impacto o una consecuencia. La política de defensa europea debe de avanzar y la OTAN no puede ser una excusa o un freno para desarrollar y consolidar mucho más una política europea de defensa. Será mucho más útil para Europa, pero también para la perspectiva de la seguridad atlántica.
Sabemos que esto produce siempre algún problema de rozamiento, pero en esto tengo que decir que España y Francia quizás seamos los países con más voluntad y con más decisión de desarrollar una política cada vez más integrada y más fuerte de defensa europea.
Pregunta.- Al comienzo de su discurso decía que los europeos no nos podemos sentir tan satisfechos de comportamientos que estamos viendo en la Unión estos meses y citaba síntomas inquietantes de nacionalismo antieuropeo, de xenofobia y tentaciones proteccionistas. Me gustaría saber, Presidente, si les puede dar nombres y apellidos a quienes tienen esos síntomas.
Presidente.- ¡Hombre!, uno, está en los periódicos y, desde luego, parece que es de buena educación no señalar con el dedo y no poner a ningún grupo, ni menos a un país, en una posición un poco complicada. Lo hemos visto todos. Son minoritarios, pero creo que la Europa de las libertades, la Europa de los derechos, siempre tiene que dar una respuesta contundente a cualquier expresión de esta naturaleza, aunque sea minoritaria y coyuntural, que, en mi opinión, ésas son las dos características de los fenómenos que vemos en alguna ocasión, como en las últimas semanas o meses.
Pregunta.- Presidente, en el contexto general de su discurso usted ha hablado de sus esperanzas puestas, después del G-20 de noviembre, en la próxima reunión de abril. Me gustaría saber en qué se basa su optimismo si la “hoja de ruta” y los objetivos marcados en el G-20 de noviembre prácticamente no se han cumplido. Los mismos dirigentes europeos ya se quejaron de, que a la vuelta, cada uno en su casa se dedicó a lo suyo. ¿En qué se pueden basar esas esperanzas que usted tiene si la situación económica es aún peor que en noviembre?
En segundo lugar, en cuanto al proteccionismo, ¿nos olvidamos de los 150 euros? Me refiero a los 150 euros para gastarnos en productos españoles solamente.
Presidente.- Yo creo que la Cumbre de Washington tuvo dos compromisos, adoptó dos compromisos, de todos los países que estábamos allí. Primer compromiso, se estableció un programa de trabajo para la reforma del sistema financiero internacional, programa de trabajo que necesitará, al menos, después de la Cumbre de Londres, todavía unos meses para su puesta en marcha, en vigor, porque, como todo el mundo sabe, es extraordinariamente complejo. Ese programa de trabajo contenía unos principios, una “hoja de ruta”, que los países del G-20 han estado trabajando y sobre el que hay documentos que se verán en la Cumbre de Londres.
No hay ninguna duda que cuanto antes se reformen el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, las reglas de supervisión y la coordinación de las reglas de supervisión en el sistema financiero, antes daremos más confianza al sistema financiero internacional. Pero ésta es una agenda de una gran envergadura. ¿Por qué? Porque la reforma del sistema financiero internacional comporta una reforma de la relación de poderes y comporta un acuerdo en la nueva relación de poderes que viene establecida desde hace más de cincuenta años.
Todo el mundo tiene que entender que esto va a ser un proceso negociador de gran calado. El peso de unas regiones y otras, el peso de los países emergentes y las nuevas reglas del sistema financiero para el Fondo Monetario Internacional, todo esto va a costar tiempo.
Segundo compromiso que hubo en Washington: ante la perspectiva de la recesión mundial o en gran parte del mundo, desde luego en la gran mayoría o en la inmensa mayoría de las economías desarrolladas, hacer una apuesta por el estímulo de la demanda a través de un compromiso de gasto público, un estímulo fiscal de inversión, fijado en el 1,5 por 100 del PIB o en el 2 por 100. En aquel momento no se concretó, pero ahí se ha situado. Europa adoptó ese compromiso y todos los países hemos adoptado ese compromiso.
Por tanto, si hubo un resultado en las acciones de los Gobiernos, ¿cuándo veremos el resultado en la evolución de la economía? Inevitablemente, ante una grave recesión como la que estamos viviendo y un colapso del sistema financiero internacional que no tiene precedentes en la historia, tendremos que saber soportar unos meses difíciles –esperemos que no más de un año– para poder tener indicios positivos.
Pero he de decir una cosa: el sistema financiero, del cual depende toda la economía y que financia la economía, estuvo a punto del colapso y, por tanto, de tener una catástrofe mundial en la economía a finales de septiembre y primeros de octubre. Si la Unión Europea, en su ámbito del Eurogrupo y en coordinación de la Unión Europea con Estados Unidos y con otras economías poderosas del mundo, no hubieran salido al rescate del sistema financiero y el Banco Central hubiera tomado sus decisiones, la situación hoy sería mucho peor, muchísimo peor, porque hubiéramos visto en caída a un número mayor de entidades financieras de las que hemos visto, y han sido muchas, y un frenazo a la economía o una recesión de la economía aún mucho más profunda.
Comprendo que es difícil trasladarlo, porque en septiembre a octubre aún no teníamos percepción de la realidad, en la calle, de cuál era la dimensión que tenía el problema del sistema financiero; pero la dimensión era gravísima. Pusimos un dique, pero eso no quiere decir que los efectos que ya había generado toda la falta de funcionamiento normal del sistema financiero no se hubieran drenado ya a toda la economía mundial para provocar la recesión. Y ese drenaje negativo que el sistema financiero produjo durante meses tiene que discurrir y tiene que recorrer su cauce necesariamente hasta que podamos nuevamente ver la recuperación una vez que se haya drenado todo lo que se yuguló en la economía como consecuencia de la crisis del sistema financiero.
Por lo tanto, la Cumbre de Washington tenía sus objetivos: ya, de entrada, el que se produjera fue positivo; espíritu de coordinación; dos, voluntad de reforma del sistema financiero; y, tres, impulso de la demanda. Y estoy convencido de que la Cumbre de Londres va a tener un componente más decisorio que programático, como fue la Cumbre de Washington.
Pregunta.- Podría intentar disfrazar esta pregunta de pregunta europea, pero prefiero hacerla directamente. Quisiera, Presidente, saber si a usted le parece ético que su Ministro de Justicia se haya ido de caza con el juez que instruye un caso de corrupción que se aplica al Partido Popular y si considera también que éste es motivo suficiente para cuestionar al juez por parte de este partido.
Miguel Ángel Aguilar.- Mucha gracias por la pregunta. He dicho que los periodistas tenemos muchísimas ocasiones de estar con el Presidente; ahora, en la calle, cuando salga. Este ámbito lo vamos a reservar para las preguntas que tienen que ver con su intervención, es decir, con su programa europeo.
Pregunta.- Quería preguntarle al Presidente. Veo que el moderador está haciendo esfuerzos ímprobos para conseguir que el coloquio se ciña al tema europeo. Lo que me pregunto es quién hará esos esfuerzos para conseguir que en las próximas elecciones europeas se hable de temas europeos y no se hable de temas domésticos.
Por ejemplo, seguramente sería una buena manera de motivar a la sociedad a que en las elecciones europeas se hable de temas europeos el que pudiéramos saber con antelación, por ejemplo, si gana el Partido Socialista a nivel europeo, quién va a ser el Presidente del Consejo Europeo y, si ganan el Partido Popular y homólogos, quién va a ser; es decir, si no vamos a votar y luego nos vamos a encontrar con que los Gobiernos entre sí van a tomar una decisión al margen de los ciudadanos. Sé que hay un problema de desfase con el referéndum irlandés, pero seguramente sería bueno que los ciudadanos cuando voten sepan qué significa votar socialista o votar popular, independientemente de que sea en España, en Alemania o en el Reino Unido.
Si me permite también, volviendo sobre el tema de la xenofobia que se ha planteado antes, he visto que su respuesta para mí ha sido optimista, cuando ha dicho que son brotes muy minoritarios, y también he visto que en su discurso se ha sentido orgulloso de que en España no se hayan producido todavía reacciones de ese tipo. Me pregunto si el Gobierno español y los Gobiernos europeos no deberían tomar ya medidas para evitar que eso se produzca, porque, quizá, si no se hace nada, ese fenómeno va a ir en aumento en vez de ir en retroceso.
Presidente.- En relación con la primera pregunta, he de decir que me parece que es una idea a tomar en consideración el que no sé si en estas elecciones, quizás sea un poco prematuro en el futuro podamos ver en las elecciones al Parlamento Europeo una definición de opciones con caras nítidas, individualizadas. Puede ser una buena idea.
En mi experiencia en el Consejo Europeo debo decir que la Unión Europea es, ante todo, una unión de países y de ciudadanos. Por tanto, los referentes de alternativas ideológicas o de proyectos ideológicos no se sitúan como en lo que puede ser la lógica en cada país, la lógica nacional. Eso está extraordinariamente matizado y, por ello, a veces se producen esas situaciones que son más difíciles de explicar a la ciudadanía. A mí me parece que es un modelo razonable. No es que las ideologías no ocupen su espacio, pero es más fuerte la voluntad de unir que la voluntad de llevar adelante tu proyecto político ideológico. Así resumiría yo lo que he vivido en Europa y me parece que es bastante razonable.
En cuanto a la otra cuestión, de momento han sido brotes minoritarios, globalmente, y desde luego en nuestro país, también. Los ha habido, pero muy minoritarios. ¿Vamos a hacer algo para prevenir? No, estamos haciendo ya desde hace mucho para prevenir. Y la mejor manera de prevenir cualquier situación de este tipo es, por un lado, una integración de la inmigración, un diálogo activo con las organizaciones sociales representantes de los inmigrantes y un diálogo en el ámbito local, que es fundamental. Tenemos muy buenos ejemplos de Ayuntamientos que gestionan la diversidad y que gestionan la presencia de un porcentaje muy alto de inmigrantes en muchos de sus barrios, con consejos de participación, con consejos de cooperación o con mediadores, y que dan muy buenos resultados. Para ello, como se sabe, el Estado viene destinando un fondo de recursos económicos para la inmigración.
Y, con carácter más general, evitar brotes de xenofobia representa educar, educar en ciudadanía.
Pregunta.- Como se ha mencionado varias veces, ¿cómo se imagina un Presidente con amplios poderes y que se nombre un verdadero Ministro de Exteriores? ¿Cuál es su idea? ¿Cómo se debe de hacer esto?
Presidente.- Sí, me lo imagino y estoy convencido de que lo que viviremos y que llegará el momento. Para ello, ¿qué debemos de hacer? Yo creo que hay dos condiciones fundamentales. La primera es que los Gobiernos de los Estados no sientan que una parte de su responsabilidad política se decide o se determina por el papel que hace en el seno de las instituciones europeas, por lo que exige a la Comisión o por lo que consigue en un Consejo Europeo. Esta cultura hay que cambiarla.
¿Cuál es el requisito para cambiarla? El requisito es un requisito, en este caso, de acuerdos de grandes partidos. ¿Por qué? Porque las oposiciones… Da igual el color político, ¡eh! Donde hay un Gobierno popular o conservador la oposición socialdemócrata está siempre esperando a ver y a juzgar su papel en Europa, y donde hay un Gobierno socialista o socialdemócrata también sucede con las oposiciones populares o conservadoras. Esta dinámica hay que romperla y esto sólo se rompe con un acuerdo partidario.
En el momento en que los Gobiernos de cada Estado no se sientan tan compelidos para lograr cosas y para criticar a la Comisión, que es un deporte fácil y favorito de muchos de los Gobiernos, haremos que las instituciones únicas, unidas, de Europa tengan más fortaleza, más proyección y más representatividad, y que la dialéctica de control político europeo sea en el Parlamento Europeo y no sea en los veintisiete Parlamentos nacionales.
M.A. Aguilar.- Presidente, si me permite, la otra cosa que falta son medios de comunicación que realmente sean europeos, que tengan una difusión representativa, relevante, en el conjunto de todos los territorios europeos. Y esa falta de interrogar a los poderes políticos desde una óptica europea produce también pésimos resultados. El déficit de Europa, más que democrático, es un déficit mediático. Eso lo tenemos muy estudiado aquí, en la Asociación.
Veo que ha decidido, Presidente, dejarme… Ya había quedado yo mal con Tele 5, pero usted ahora quiere recuperar eso, quedar bien y yo te lo alabo.
Presidente.- Más que nada lo hago por la Asociación.
Quiero decir que forma parte del mejor espíritu europeo, que es un espíritu cuajado por valores democráticos, la prudencia en el debate público. La exageración tan evidente no se compadece con lo que son las reglas habituales de la democracia, de cómo es el duelo político en democracia.
Yo, por tanto, lo que pido es un poco de mesura a algunas de las declaraciones que se han producido y a algunas de las valoraciones sobre hechos que se han producido. Mesura y tranquilidad, por una razón: porque lo que más me interesa, que es lo que los ciudadanos deben conocer, es que, afortunadamente, el Estado de Derecho funciona bien en este país y, lógicamente, la Ley es para todos en lo que representa el tener que dar cuentas, en su caso, y también en las garantías de la defensa.
En segundo lugar, alguna cosa hemos aprendido ya en la democracia de nuestro país y es que normalmente no es útil atacar a los demás para intentar resolver problemas propios. Los problemas propios hay que resolverlos y no se consigue casi nada atacando a los otros. Esto debería de servir como lección. Yo entiendo que siempre hay circunstancias o cada un cierto tiempo cada partido tiene algún problema, más o menos de envergadura, y lo debe resolver. ¿Qué deben hacer los demás? Lógicamente, estar con paciencia esperando a que lo resuelva.
Pero está demostrado: cuando alguien tiene que resolver una cosa que es fundamentalmente suya, hágalo en esa dirección, porque atacar a los demás no sirve. Por tanto, como creo que eso forma parte del buen funcionamiento democrático, voy a entender que las cosas que se han dicho son simplemente fruto del momento o de la exageración y no vamos a responder. Esperamos que las cosas tranquilamente vuelvan a su cauce.
M.A. Aguilar.- Muchas gracias, Presidente. La crisis es la oscuridad, pero ya dijeron los expertos eléctricos que los problemas de la luz se resuelven en la oscuridad. Y yo creo que también se van a resolver los problemas de la crisis.
Muchísimas gracias por haber venido aquí a presentar estas anticipaciones sobre el programa para la Presidencia europea.
Presidente.- Muchas gracias.