Francisco Cerecedo registró desde un principio el dolor padecido en el sur de Galicia como consecuencia de la Guerra Civil. Fue redactor del diario Madrid hasta su prohibición y destrucción, colaboró en la revista Triunfo y Cambio 16. Por la comprensión de los problemas sociales de su pueblo natal el Ayuntamiento de Vigo dedicó su nombre a una de sus salas de reunión. Como buen gallego, que cuando está en una escalera dicen que no se sabe si sube o si baja guardaba una cierta y desconfiada ironía condicionada por siglos de fracasos. Un foráneo pregunta a un paisano si está en este camino el lugar de Gerdeiz. –¿E vostede a que casa vai?, le dice el paisano, y el foráneo le replica: –Oiga, ¿es cierto que los gallegos contestan siempre con una pregunta?, y el gallego le retruca: –¿E vostede para que quere sabelo?