Palabras del presidente de la APE, Diego Carcedo, en la entrega del XLI Premio de Periodismo «Francisco Cerecedo» a Carlos Franganillo

Majestades, muchas gracias por honrarnos un año más presidiendo este acto de entrega del premio Francisco Cerecedo, que pretende reconocer y estimular el mejor periodismo crucial para preservar la democracia.

Antes, quisiera expresarles nuestro reconocimiento por el ejemplo de solidaridad que nos han ofrecido estos días pasados durante su visita a los vecinos de las localidades damnificadas por la catástrofe de la DANA que ha causado víctimas y daños materiales de gravedad inimaginable.

La imagen de cumplimiento del deber, de aproximación a la multitud de afectados, de solidaridad con su desgracia, del llanto compartido con su dolor y del ánimo brindado para superarlo, nos ha sido una inyección de orgullo que como españoles no olvidaremos.

El premio Cerecedo que nos reúne esta noche, en su cuadragésima primera edición, ha sido concedido a Carlos Franganillo, un periodista excepcional que cada noche nos informa de la actualidad sumando a su extraordinaria capacidad de comunicación el rigor, la independencia y el culto a la verdad.

A esas virtudes, suma Franganillo su compromiso constante con el espectador al que respeta en cada una de sus intervenciones, y su voluntad por acudir a los lugares donde suceden los hechos para contárnoslos sobre el terreno, consciente de que el periodista no debe desertar jamás de su condición de testigo presencial en el lugar de los acontecimientos.

En la Asociación de Periodistas Europeos consideramos que la importancia de un premio la define, en buena parte, la composición del jurado que lo concede y han sido los colegas de Carlos, provenientes de todo el abanico mediático, quienes en su pluralidad y bajo la batuta de su presidente, Rodrigo Cortés, han decidido sumar a Carlos Franganillo a la lista de los cuarenta excelentes predecesores fiel reflejo de la historia reciente, y ya no tan reciente, del periodismo.

Un periodismo creíble y prestigioso que se antoja más necesario que nunca en un momento en el que la polarización invasiva campa a sus anchas y las falsedades o los relatos paralelos ganan espacio desplazando a los hechos, un momento en el que la información verificada resulta imprescindible para el buen desarrollo de las sociedades democráticas y de su mano para la convivencia entre sus ciudadanos

Ese periodismo para desarrollarse precisa de un hábitat de libertad sin el que se degeneraría en propaganda. No aceptamos, por tanto, que se cuestione la libertad ni que se la minusvalore, que se la trate de reducir o se la limite. Porque el derecho que el artículo 20 de la Constitución reconoce y protege “a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión”, que Franganillo, nuestro premiado de hoy, ejemplariza, es innegociable.

Concluyo reiterando nuestro reconocimiento a Sus Majestades por presidir esta ceremonia y dejando constancia de nuestra gratitud al BBVA y a su presidente, Carlos Torres Vila, porque con su patrocinio fomenta los valores del mejor periodismo que quiere encarnar este premio Cerecedo.

Muchas gracias

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