El euro puede ser el antídoto contra las tentaciones populistas en Europa central

San Sebastián, 11 de julio de 2007. Expertos centroeuropeos y españoles reunidos en la Escuela de Verano de la Universidad del País Vasco señalaron que la entrada en la zona euro de los países de Visegrado puede ser el instrumento estabilizador que neutralice la amenaza populista en países como Polonia, República Checa o Hungría.

Convocados por la Asociación de Periodistas Europeos con el apoyo de La Caixa en el XIX Seminario sobre Europa Central titulado “Desencantos y populismos”, Jerzy Osiatynsky, ex Ministro de Finanzas de Polonia, Attila Batha, economista húngaro, Rafel Pampillón, analista económico del Instituto de Empresa, Clemente Auger, Magistrado del Tribunal Supremo y ex Presidente de la Audiencia Nacional, Luis Aspe, o el corresponsal económico del diario “El País” Miguel Ángel Noceda debatieron en el Palacio de Miramar sobre las dificultades que están encontrando los países centroeuropeos para incorporarse a la moneda común, y si estos impedimientos responden exclusivamente a aspectos económicos.

Jerzy Osiatynsky recordó que la entrada en la eurozona de los países recién incorporados a la Unión Europea “está prevista en los Tratados de Adhesión de 2004”, y que existe solamente “la necesidad de que los gobiernos lleven a cabo el procedimiento de ingreso”. En este sentido, apuntó que los gobiernos populistas llevan a acabo “una libaralización fingida de la economía”, y que las dificultades para solucionar los problemas derivados de la mala gestión del gasto público pueden llevar aun aplazamiento indefinido de su ingreso en la moneda común.

Según el ex ministro polaco, desde el prisma de los gobiernos populistas el euro aparece como un sometimiento de la “soberanía monetaria”, en la esfera del patriotismo se teme la pérdida de la moneda como “símbolo nacional”, y en su opinión “los símbolos tienen una importancia secundaria en la esfera de la economía”. Por otra parte, advirtió que aunque en la Unión Europea ya no es posible desarrollar la política de “empobrecer al vecino”, hoy en día “se aplica el dumping a través de la moderación de los salarios” y no con la paridad de las monedas.

En su intervención, el analista económico Rafael Pampillón desmitificó las ventajas de la entrada en la zona euro, recordó los problemas atravesados por países como Grecia y Portugal e insistió en la importancia de entrar en la zona euro en las condiciones más favorables, tras reducir las tasas de inflación y cumplir con los criterios de convergencia nominal con la Europa de los 15, Pampillón recomendó a los países centroeuropeos que antes de “entrar precipitadamente en la zona euro” consoliden una “política fiscal muy ortodoxa”, con superavit, y efectúen un ajuste en el mercado de trabajo que permita que “los salarios no crezcan por encima de la productividad”.

En cuanto al aventurismo populista, Pampillón recordó que para los economistas “populismo es el gasto público”, y propuso como mejor receta contra su extensión “el fortalecimiento de las instituciones y la independencia de los organismos reguladores”.

Para el magistrado Clemente Auger el populismo es una “consecuencia difícil de eludir producto de una deficiencia en el sistema democrático”, que los políticos desinteresados en el funcionamiento de las instituciones aprovechan para “invitar a la democracia auténtica”, pregonan la desaparición de las instituciones y reclaman “una relación directa entre el político y el pueblo entendido como algo místico”.

El magistrado afirmó que el populismo va siempre unido a una “corrupción espectacular”, y tras recordar diferentes casos en América Latina señaló algunos ejemplos de tentaciones populistas en la Unión Europea como Flandes, en Bélgica o Marbella, en España, ciudad en la que Jesús Gil obtuvo “un éxito inmediato vendiendo seguridad y negando derechos a la ciudadanía”.

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