Los europeístas contienen a euroescépticos y eurófobo, por Pedro González

Artículo publicado originalmente en El Debate de Hoy el 27 de Mayo de 2019

El centro derecha vence en los comicios. Los españoles respaldan al PSOE de Borrell, que puede ser llamado para un alto cargo.

Estaba cantado que las dos grandes familias políticas, Partido Popular Europeo y Socialistas y Demócratas, perderían la mayoría en el Parlamento de Estrasburgo. Ha concluido el tradicional bipartidismo que ha mantenido el equilibrio político derecha-izquierda desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Pero, a cambio, lo que han alumbrado las elecciones europeas con más participación en veinte años es un avance sustancial de liberales y ecologistas, ambos partidarios de proseguir la construcción de la Unión Europea, frente al auge de euroescépticos y eurófobos.

Aunque los británicos hubieron de acudir a las urnas tras fracasar el calendario para su salida de la Unión, y estaba descontado el triunfo del renacido euroescéptico Nigel Farage, los ojos estaban puestos en los cuatro restantes grandes países. Italia, especialmente, anunciaba la consagración del populista Mateo Salvini, “enemigo declarado de Europa”, que aspiraba a agrupar y liderar a todos los descontentos. Su triunfo personal le permite distanciarse de su coaligado Movimiento 5 Estrellas, pero es bastante dudoso que unifique al euroescepticismo continental, habida cuenta de las grandes diferencias ideológicas que los separan, pese al denominador común de querer destruir o vaciar de contenido el proyecto europe

Gana el centro derecha

El centro derecha del PPE es el vencedor de los comicios y, como afirmaba el alemán Manfred Weber, su candidato a la presidencia del Ejecutivo, la Comisión Europea, su concurso seguirá siendo imprescindible para la estabilidad de la UE. Lo mismo ocurrirá, pese a su fuerte descenso, con el S&D, que ha acusado la derrota de los socialistas en Alemania, apenas compensada por el triunfo de sus homólogos en España, Portugal y Holanda.

Ambas familias habrán de consensuar, en todo caso, su acción política e incorporar a sus pactos a los dos grupos que más han avanzado en estos comicios, la Alianza de los Demócratas y Liberales (ALDE) y los Verdes. Estos últimos han desbancado a los socialistas en Alemania y Francia, y han atraído a los jóvenes bajo la promesa de actuar contra el cambio climático, cuestión que se ha demostrado prioritaria para quienes están llamados a dibujar el proyecto europeo en el futuro inmediato. A ellos se debe en gran parte que se haya invertido la tendencia que registraba una participación electoral decreciente, logrando que más de la mitad de los electores acudiera a votar.

Comienza una nueva era

Que en adelante sean precisos al menos tres actores para conformar mayorías en el Europarlamento será beneficioso para salir del estancamiento y de la parálisis. Se inicia, por lo tanto, una nueva era política, que abordarán de inmediato los jefes de Estado o de Gobierno, convocados por el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

Es el punto de partida para proveer, en primer lugar, los cinco grandes puestos de las instituciones europeas: presidentes del propio Consejo, del Parlamento y de la Comisión, gobernador del Banco Central Europeo y alto representante para la Política Exterior. En esas negociaciones España ha de jugar un papel relevante.

El rol de Borrell

Pedro Sánchez y el Partido Socialista comparecen con el respaldo de la mayoría que les han otorgado los españoles, y que ayuda precisamente a que el S&D siga siendo la segunda fuerza política europea. El cabeza de lista, Josep Borrell, puede así ser llamado a ocupar al menos una vicepresidencia de fuste, que podría agrupar a las principales áreas económicas, o bien ponerse al frente de la diplomacia europea.

La urgencia de la convocatoria de Tusk denota que hay conciencia de que no hay tiempo que perder, máxime cuando el abceso del brexit seguirá ocupando todavía buena parte de las energías europeas. También, porque habrá que plasmar en decisiones urgentes la manera de que no se amplifiquen exponencialmente los triunfos de Marine Le Pen y Mateo Salvini en dos de los grandes países fundadores de la UE como son Francia e Italia, y porque los retrocesos de cristianodemócratas y socialdemócratas en Alemania pueden abocar al rompimiento de su propia coalición de Gobierno.

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