Artículo publicado en El Siglo de Europa el 12 de Junio de 2017
El Brexit y la visita del presidente norteamericano, Donald Trump, a Bruselas van a provocar un culatazo es decir un impulso en sentido contrario. De forma que la suma de esos dos estímulos tan negativos –Brexit y Trump- se va a traducir en avances en la buena dirección, en particular en una materia como la Defensa bloqueada tantos años. Porque durante décadas todos los intentos de que la Unión tuviera alguna autonomía siquiera fuera estratégica han venido siendo boicoteados por el Reino Unido en funciones de caballo de Troya de los norteamericanos. Porque Washington siempre tan quejoso de la falta de compromiso los europeos con los asuntos de Defensa ha puesto siempre pies en pared para impedir cualquier paso en la senda de una Defensa autónoma de Europa.
Los perturbados del Brexit y el indecente Trump se las prometían muy felices convencidos de que habían encendido la mecha para la voladura de la UE pero ahora van a descubrir que la estaban reforzando dándole sin querer el impulso pendiente para lanzarse a la construcción de la Europa de la Defensa. Por ahí han ido las ponencias y debates de la XXIX edición del Seminario Internacional, que organizado por la Asociación de Periodistas Europeos se celebraba la semana pasada en el Parador de Toledo. Las provocaciones de anglosaxonia de ambas orillas están teniendo un efecto contrario de estímulo. Con una jarra de cerveza en la mano la canciller de Alemania dijo en Baviera que era llegado el momento de que los europeos tomáramos el destino en nuestras propias manos y lleváramos adelante un salto cualitativo que haga de la UE un poder relevante.
El presidente de la Comisión Jean Claude Junker en la columna que firmaba el martes día 6 en El País titulada La defensa de los europeos explicaba que la ineficiencia y la fragmentación nos salen muy caras. Es un sin sentido que la suma del gasto de los países de la UE sea casi equivalente al de los Estados Unidos mientras que las capacidades defensivas resultantes apenas representen un 15% de la de los americanos. Semejante disparidad deriva, por ejemplo, de que en Europa tenemos 178 sistemas de armas diferentes mientras que Estados Unidos sólo tiene 30, de que tengamos más fábricas de helicópteros que Gobiernos con capacidad de comprarlos o 17 tipos diferentes de carros de combate cuando Estados Unidos se las arregla con un solo modelo. Así resulta que la falta de cooperación en defensa nos cuesta, según la estimación de Juncker, entre 25.000 y 100.000 millones de euros. Por eso, concluye, la Comisión Europea ha propuesto la creación de un Fondo Europeo de de Defensa de 5.500 millones de euros al año.
Es llegado el momento de asumir nuestras responsabilidades en el área de la Defensa. Si de la sencilla afirmación del General De Gaulle según la cual «la defensa de Francia tenía que ser francesa» se derivaron acciones decisivas respecto a la OTAN así como la puesta en marcha de la Force de frappe nuclear, interesante ejercicio de disuasión del débil al fuerte, que preserva la autonomía de París. Se modo análogo se impone proclamar que La defensa de Europa tiene que ser europea, premisa de la que deriva que esa Europa de la Defensa en construcción tome a su cargo la Defensa de Europa. La reunión de los líderes de la Unión en Praga el 9 de junio dedicada a debatir cómo utilizar el potencial de los Tratados para intensificar la cooperación en el ámbito de la defensa supone un cambio de velocidad en sintonía con las demandas de los ciudadanos.