A la Reina y a mí nos alegra de verdad acudir una vez más a esta cita, el Premio Francisco “Cuco” Cerecedo, en la que se reconoce y ensalza el periodismo de calidad. Basta mirar la lista de premiados para entender y compartir esta afirmación.
Un periodismo que, con responsabilidad y profesionalidad, se ha autoimpuesto la noble misión de informar -y formar- a los ciudadanos, de aportar con objetividad, veracidad y sentido crítico la información precisa para que cada persona pueda construir sus propios y legítimos juicios de valor sobre la realidad social, política, cultural o económica y tome sus decisiones.
Es esta también una ocasión personalmente muy grata para nosotros, pues nos permite estar aquí y compartir con numerosos profesionales la información de diferentes ámbitos, medios y sectores, con muchos invitados habituales de esta cita y otros quizás más recientes… en una celebración que, además de agradable, siempre resulta interesante y enriquecedora. Son ya ¡décadas! de compartir con muchos de vosotros este día tan especial.
En esta edición el jurado ha decidido otorgar “el Cerecedo” a Claudio Magris, profesor y escritor italiano, que como él mismo ha recordado recibió el -entonces- “Príncipe de Asturias de las Letras” de 2004 (fue la 1ª edición en la que fuimos juntos la Reina y yo). Magris es uno de los más importantes germanistas contemporáneos y un europeísta convencido, señero y ejemplar. Nuevamente, doce años después, nuestra enhorabuena más afectuosa, querido profesor.
Esta decisión confirma una vez más que nuestro galardón está abierto al mejor periodismo, al pensamiento crítico, sin atender a fronteras nacionales ni lingüísticas, como ha quedado probado con tantos ilustres premiados anteriores. Hoy se pone de relieve nuevamente que la APE -que es un orgullo presidir honoríficamente- mantiene intacto su compromiso crítico con la integración europea, sobre todo en estos tiempos de dificultades y de necesidad de consolidar un rumbo claro, creíble y sostenible para la Unión.
Y mantiene igualmente, nuestra Asociación, su trabajo y desvelo por conservar y promover los valores esenciales en un oficio tan necesario -¡incluso decisivo!- en tiempos como los actuales, cuando la revolución tecnológica y de la información alumbra un mundo nuevo. Los ciudadanos necesitan, hoy más que nunca, entender con claridad lo que sucede y conocer las consecuencias que para su vida, y para el conjunto de la sociedad, tiene este momento crucial que atraviesa la historia de la Humanidad.
Y en esta tarea trascendental, de gran responsabilidad y que debe merecer también la confianza permanente de los ciudadanos, el buen periodismo es una herramienta imprescindible.
Claudio Magris comparte y propugna, efectivamente, esos mismos principios… que tan magistralmente sabe plasmar en las páginas de un medio tan prestigioso como Il Corriere della Sera.
Y se ha opuesto a las posiciones dogmáticas que pretenderían doblegar la realidad; y busca siempre la verdad, consciente, como señalaba Camus, de que muchas veces a los periodistas les corresponde hablar por aquellos que no pueden hacerlo. Porque los periodistas, como también se ha dicho con autoridad, deben ser los servidores escrupulosos de verdades por cuyo enunciado a menudo afrontan grandes riesgos.
Claudio Magris representa el amor por la palabra cuidada y certera, por la definición precisa de la realidad y por el compromiso integrador. Al ensayista, al autor del “Danubio”, de “A ciegas” o de “Microcosmos”, se añade el Magris columnista, el periodista crítico y preciso decidido a evitar que la actualidad pueda tergiversar la realidad; y también el que defiende los valores europeos y rechaza los totalitarismos, el que entiende que los principios han de sobreponerse a los momentos y que promueve una sociedad unida y desarrollada.
Representa también la Europa que irradia derechos y libertades y vigila que se cumplan esos deberes, porque sabe que si desertara de hacerlo acabaría importando las esclavitudes que siempre ha combatido. Impulsa una Europa solidaria, crítica e inconformista que solo prevalecerá en la suma y no en la división. En sus palabras, Magris, nos acaba de recordar que Europa merece ser amada por su belleza exterior e interior, ejemplo admirado en el mundo a pesar del cuestionamiento al que con frecuencia se ve sometida.
Esta Europa -que tampoco es perfecta, como nada en el mundo- requiere cuidados y atenciones pero, sobre todo, sólidas convicciones. Porque a nuestro proyecto de integración le sucede como a las libertades: no se conquista de una vez para siempre, hay que luchar continuamente por él, más aún si se ve afectado por la erosión y al desgaste. Así también, la UE, para sostenerse y progresar, necesita que los europeos recordemos su origen, defendamos sus valores, reconozcamos sus éxitos y logros; que seamos conscientes del coste inasumible que supondría su degradación.
Señoras y señores, quiero terminar animando a la APE a que mantenga su empeño por la defensa de Europa y de las Libertades, y expresando mi mayor reconocimiento al patrocinador de este Premio, el Banco BBVA, por la determinación que muestra para favorecer el mejor periodismo.
Muchas gracias a todos, y a Claudio Magris, en su lengua: Le mie più sentite congratulazioni per questo successo e per la sua magnifica carriera.