Quiero dar las gracias en primer lugar a la Comisión Europea, a la Asociación de Periodistas Europeos y muy especialmente a Miguel Ángel Aguilar. De él he intentado aprender desde que apareció en mi vida, cuando yo tenía 23 años. He sido testigo de su talento, su humor y su capacidad de trabajo … pero también de los costes laborales que la libertad de expresión le ha acarreado. Eso es una realidad que amenaza cada vez más a nuestra profesión, la otra son los bajos salarios y el paro que no permiten ni ser libre, ni garantizar la independencia del periodista ni mucho menos, llegar a fin de mes.
Gracias también a José Miguel Contreras, él me hizo confiar en que en la Televisión se podía hacer un periodismo de calidad, primero en 59 segundos y más tarde en La Sexta. La apuesta por la información forma parte del ADN de la cadena, y todos los que hacemos La Sexta, en estos 10 años, hemos trabajado duro para lograr convertir a la cadena en el referente informativo que es hoy. Más vale Tarde, el programa que dirijo es un buen ejemplo. En medio de las tardes donde triunfan los concursos, el corazón y los culebrones hemos conseguido consolidar un programa de 3 horas de pura actualidad, información política y económica, análisis y entrevistas. Entre las razones para concederme este premio está el pulso para manejar la información caliente en estos años. La información en directo, la inmediatez exige,aún más, un ejercicio de responsabilidad para que la sensación no pueda, no gane terreno frente a la información.
«Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas» escribió Mario Benedetti. La información caliente este año ha pasado por contar en tiempo real los desafíos de la Unión Europea, las consecuencias de pasarse cuatro pueblos con la austeridad como ha reconocido abiertamente el Ministro García Margallo. También los ataques terroristas en el corazón de París o Bruselas han introducido otra variable frente al terrorismo que ya conocíamos y es el caso de los «Retornados», ciudadanos europeos, nacidos en Francia o en Bélgica, reclutados y entrenados en zonas de conflicto y retornados para atentar. Escondidos para ejecutar su plan en casa, en el tejido de la sociedad en la crecieron, estudiaron, y en la que claramente no se integraron.
Este año la palabra vergüenza se ha instalado en nuestro vocabulario al comprobar cómo Europa y los estados que integran la unión cerraban a los refugiados sus puertas. La televisión y su capacidad para contar en directo y en tiempo real lo que ocurre ha hecho que las imágenes nos avergonzaran y nos movilizaran pero las soluciones a las que han llegado los Estados en sus Cumbres pasan por reforzar las vallas, dotar de mayor presupuesto a la fuerza represiva y alejar lo máximo posible a los refugiados de las fronteras de la Unión Europea. En esto la estrella es el acuerdo UE-Turquía. Y aquí Memoria y Hemeroteca son instrumentos básicos en el periodismo para recordar, con datos, cuando se traicionan valores fundacionales, tratados y convenciones de derechos humanos con los que hemos construido los cimientos Europeos.
Hasta el mes de mayo hasta las fronteras Europeas habían llegado casi 200 mil refugiados. España ha reubicado a 18. En toda Europa la cifra no supera los 1500. Vergüenza por las cifras, por el discurso xenófobo y por el que vincula la presión migratoria con la pobreza. La mayoría de los refugiados no llegan al primer mundo, ni lo intentan, se quedan en países mucho más pobres, limítrofes con las zonas de conflicto.
Aquí se buscan fórmulas para reinventar nuestro marco legal, » Les falla la memoria o les traiciona su anhelo » decía Javier Solana en un artículo este mes en El país. «Memoria y Anhelos» pero también «Acción y Generosidad», y en eso la sociedad y las ongs han estado por encima de las instituciones.
Precisamente por ello este premio y su dotación económica lo comparto con CEAR, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado.
¡Gracias !