América Latina necesita abordar reformas fiscales para garantizar el papel crucial del Estado, según Carlos Solchaga

XXIII Foro Eurolatinoamericano de Comunicación

Publicado en El Boletín el 14 de Noviembre de 2011

Los países latinoamericanos deberían acometer reformas fiscales eficaces que garanticen la sostenibilidad e independencia de las respectivas administraciones públicas, que doten al Estado de recursos suficientes, ha explicado Carlos Solchaga, exministro de Economía, esta mañana en Cádiz, en el XVIII Foro Eurolatinoamericano de Comunicación organizado por la Asociación de Periodistas Europeos (APE) y la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI).

Solchaga recordó que en las últimas dos décadas se han llevado a cabo más de una veintena de reformas tributarias en Latinoamérica, pero la cantidad de deducciones, exenciones y demás recovecos de los reglamentos que desarrollan esas leyes provocaban que las reformas tuvieran escaso impacto en la práctica. Así, la distribución del pago de impuestos es injusta, porque pagan más las rentas bajas, y además resulta insuficiente porque lo que aportan esas capas pobres de la sociedad no es bastante.

En cualquier parte del mundo resulta muy difícil subir los impuestos a los ricos, pero «América Latina es un caso descarado de falta de responsabilidad en la aportación a las arcas públicas por parte de las rentas altas, de la insuficiencia de los impuestos directos (sociedades y personas físicas) sobre los indirectos (…)», ha denunciado Solchaga, quien ha insistido en lo perverso de unas legislaciones inicialmente planteadas para beneficiar a los más pobres, «pero que acaban beneficiando a los más ricos».

Esa serie de reformas fiscales fallidas que se han extendido por todo el subcontinente es una clara muestra de debilidad institucional en América Latina, en opinión del exministro español, quien enlazaba así su exposición con el título del Foro: «Las instituciones en el fortalecimiento de la democracia». «Hasta que estos países no sean capaces de demostrar que son capaces de avanzar hacia un consenso aceptado por las élites dominantes y la gente más rica sobre cómo proveer de recursos suficientes al Estado, es muy difícil que exista un sector público eficiente (…) que contribuya al desarrollo económico y es muy difícil también que mejore la justicia social».

Solchaga quiso recordar a Manuel Azaña, presidente de la segunda República española, cuando dijo a los que criticaban las dificultades que había traído esa república en una época, en los años 30 del siglo pasado, que coincidía con la Gran Depresión: «La República (entendida como libertad y democracia, explicó Solchaga) no hace a los hombres más felices, los hace simplemente más hombres».

El que fuera titular de Industria primero y Economía después en los gobiernos de Felipe González, concluyó su intervención parafraseando a Azaña al asegurar que «el desarrollo de un sistema fiscal justo y eficiente no hará a los ciudadanos de Latinoamérica necesariamente más felices pero los hará más ciudadanos, más incluidos dentro de las decisiones colectivas que se vayan a tomar, lo que contribuirá a un mayor desarrollo tanto económico como político».

Durante el turno de preguntas, algunos asistentes pidieron la opinión de Solchaga sobre la situación de Europa y el exministro dejó algunas perlas como que la actual política de austeridad fiscal es «equivocada e insostenible en el medio plazo», que «Alemania se está pegando un tiro en el pie» al ahogar a sus socios comerciales (los llamados países periféricos) porque eso perjudicará al país teutón más pronto que tarde.

En la misma sesión del Foro Eurolatinomaericano de Comunicación también participaron Yanancy Noguera, directora del diario costarricense La Nación, quien destacó que los latinoamericanos prefieren un mayor desarrollo económico a una profundización de sus democracias, y Vera Brandimarte, directora del periódico brasileño Valor Económico, quien señaló entre otras cuestiones la tremenda influencia que sobre los periodistas tienen los análisis y las conclusiones de los bancos de inversión y las agencias de calificación de riesgos.

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